En los últimos años, los cigarrillos electrónicos, también conocidos como e-cigarrillos o vapes, han ganado popularidad en todo el mundo como una alternativa aparentemente más segura al tabaquismo convencional. Sin embargo, diversos estudios y evidencias médicas han revelado que el consumo de cigarrillos electrónicos también conlleva graves riesgos para la salud.
Aunque se promocionan como una herramienta para dejar de fumar, su uso descontrolado entre jóvenes y adultos ha despertado preocupación por los potenciales daños a la salud que podrían acarrear.
El principal peligro radica en los componentes químicos presentes en los líquidos de los cigarrillos electrónicos. Estos líquidos, a menudo denominados “e-líquidos” o “e-juices”, contienen nicotina, propilenglicol, glicerina y una variedad de sabores artificiales.
La nicotina, una sustancia altamente adictiva, es el componente responsable de mantener a los usuarios enganchados a estos dispositivos. Los niveles variables de nicotina presentes en los e-líquidos pueden generar una dependencia rápida y, en muchos casos, mayor que la generada por el tabaco tradicional.
Por esa razón, expertos creen esencial llevar a cabo estudios sobre su impacto a largo plazo en el corazón y los pulmones. Y, según advierte la ‘American Heart Association’ en un artículo en ‘Circulation’, se necesitan con urgencia, ya que la cantidad de personas que usan estos sistemas electrónicos de suministro de nicotina, ha crecido exponencialmente, especialmente entre jóvenes y adultos jóvenes.
Por una parte, los estudios han demostrado que el consumo de cigarrillos electrónicos puede tener impactos negativos en la salud pulmonar y cardiovascular. La inhalación de vapores tóxicos puede provocar daños en los pulmones, lo que puede dar lugar a enfermedades respiratorias crónicas como la bronquitis o la neumonía.
Además, se ha observado un aumento en casos de lesiones pulmonares agudas, especialmente en jóvenes, debido al uso de dispositivos de vapeo con tetrahidrocannabinol (THC) y otros productos adulterados.
Asimismo, los e-líquidos contienen productos químicos tóxicos, como formaldehído y acroleína, que pueden ser cancerígenos y causar daño a largo plazo en el sistema respiratorio. Aunque se desconoce completamente el alcance de los efectos a largo plazo, investigaciones preliminares sugieren que el uso prolongado de cigarrillos electrónicos podría aumentar el riesgo de desarrollar enfermedades pulmonares crónicas y problemas cardiovasculares.
Otro aspecto preocupante es la presencia de sustancias químicas en los sabores utilizados en los e-líquidos. Aunque estos sabores se presentan como atractivos para los jóvenes, su inhalación puede provocar irritación en los pulmones y vías respiratorias, lo que puede exacerbar los problemas de salud respiratoria, especialmente en individuos con asma u otras condiciones respiratorias preexistentes.
Por otra parte, se han realizado investigaciones que indican que incluso cuando la nicotina no está presente, los ingredientes de los cigarrillos electrónicos, en particular los agentes saborizantes, conllevan de forma independiente riesgos asociados con enfermedades cardíacas y pulmonares en animales
Un informe realizado por la Facultad de Medicina de la Universidad de Maryland, en Baltimore, subraya especialmente a uno de los efectos ya reportados del uso de cigarrillos electrónicos tipificada como ‘Lesión pulmonar asociada al uso de productos de cigarrillos electrónicos o vapeo’.
Riesgos para fumadores pasivos
Además de los peligros para el usuario, los cigarrillos electrónicos también pueden tener efectos adversos en aquellos que están expuestos al vapor de segunda mano. Los compuestos químicos liberados por los dispositivos de vapeo pueden ser igualmente dañinos para quienes están cerca del usuario, lo que plantea preocupaciones sobre la seguridad en espacios públicos y entornos cerrados.
En lo que respecta a los adolescentes y jóvenes adultos, el aumento del consumo de cigarrillos electrónicos ha encendido alarmas de salud pública. Los sabores atractivos y la publicidad agresiva han llevado a un aumento significativo en el uso entre los más jóvenes, lo que plantea preocupaciones sobre la adicción temprana a la nicotina y sus efectos a largo plazo en el desarrollo cerebral y la salud en general.