Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la salud mental es el estado de bienestar en el cual el individuo es consciente de sus propias capacidades para afrontar las tensiones normales de la vida, para trabajar de forma productiva y fructífera y quien es capaz de hacer una contribución a su comunidad.
“La salud mental en nuestro país siempre ha sido un desafío. Históricamente, hemos sido un país violento, en donde tantos años de conflicto armado, desplazamiento forzado, secuestros, inseguridad, entre otros, han contribuido a aumentar las tasas de trastornos mentales en Colombia, tanto en las personas que han sufrido la violencia de manera directa como indirecta. Generalmente, las personas que más necesitan ayuda psicoterapéutica son los que menos oportunidades tienen de acceder a ella”, comenta Ana María Ramírez, Magíster en psicología y docente de la Universidad El Bosque.
Según el Ministerio de Salud y Protección Social de Colombia en el 2020, cuando empezó la pandemia del covid-19 en el país, se atendieron a 1,3 millones de personas, pero en el 2021 esa cifra creció a 1,5 millones. Se estima que alrededor del 20% de la población colombiana sufre de algún trastorno mental, y los más comunes son depresión y ansiedad.
“Las cifras deben ser mucho mayores ya que tenemos datos perdidos porque no todo el mundo puede acceder a un sistema de salud mental de calidad. Debe reconocerse que el gobierno colombiano ha ido tomando medidas para prestarle más atención a la salud mental, por ejemplo, la Ley 1996 de 2019″, agregó Ramírez.
En Colombia, la depresión es la segunda causa de carga de enfermedad. Según el Ministerio de Salud y Protección Social el 44,7 % de niñas y niños tienen indicios de algún problema mental y el 2,3 % tiene trastorno por déficit de atención e hiperactividad. En la adolescencia los trastornos más frecuentes son la ansiedad, fobia social y depresión; la ideación suicida se presenta en el 6,6 % de esta población (7,4 % en mujeres y 5,7 % en hombres). En la adultez, el 6,7 % ha experimentado trastornos afectivos.
Los problemas de salud mental pueden manifestarse de manera diferente según la persona y por distintas causas, lo cual puede hacer que sea más difícil reconocerlas.
Signos de alarma
A continuación, la académica Ana María Ramírez, da a conocer algunos signos de alarma
1. Cambios en el estado de ánimo. Sentirse triste, ansioso, irritable o enojado con más frecuencia de lo normal. Problemas para concentrarse o realizar tareas cotidianas.
2. Dificultad para dormir o dormir demasiado. Cambios en el apetito. Comer más o menos de los habitual. Pérdida de interés en actividades que antes se disfrutaban.
3. Falta de sentido en la vida o motivación. Pensamientos recurrentes de muerte o suicidio, sentimientos de inutilidad o poca valía, llanto muy frecuente e intenso.
4. Desconexión total o en aumento de la red de apoyo, problemas físicos inexplicables como dolores de cabeza, dolores musculares, problemas gastrointestinales o fatiga.
Prácticas para cuidar la salud mental
Estas son algunas prácticas que se recomiendan para cuidar la salud mental:
- Cuidar nuestro sueño (no dormir más ni menos de lo necesario),
- Alimentación balanceada,
- No saltarnos comidas,
- Ejercicio físico,
- Tomar baños de Sol,
- Practicar atención plena o Mindfulness.
- Prestar atención a propósito en el momento presente y sin prejuicios
Socializar, dado que pasar tiempo con amigos y familiares reduce el estrés y aumenta el sentido de conexión y pertenencia. En otras prácticas se encuentran tener hobbies, evitar consumo de alcohol y drogas y finalmente, ir a terapia.
¿Comer alimentos fritos afectaría la salud mental?
Los autores del trabajo investigativo, asimismo, analizaron los efectos de la alteración del metabolismo de los lípidos y la neuroinflamación en el incremento de diagnósticos de padecimientos como la ansiedad y la depresión.
De hecho, los investigadores sostuvieron que la comida freída es común en la dieta de millones de personas, sobre todo en la cultura occidental. Además, indicaron que: “estudios anteriores ya habían recogido evidencia científica sobre los impactos negativos que tienen “los patrones dietéticos occidentales” en la salud mental”.
No obstante, advirtieron que los efectos a largo plazo del consumo de algunos alimentos fritos sobre trastornos mentales como la depresión y la ansiedad no estaban tan claros.
Vale la pena mencionar que la investigación fue de carácter poblacional y analizó la dieta de 140.728 personas y su relación con el diagnóstico de distintos padecimientos.
Entre otras cosas, encontraron que “el consumo frecuente de alimentos fritos, especialmente el consumo de papas fritas, está fuertemente asociado con un 12 % y un 7 % más de riesgo de ansiedad y depresión, respectivamente”, según explicaron el abstract de su investigación.