La enfermedad de Alzheimer es un trastorno cerebral que destruye lentamente la memoria y la capacidad de pensar y, con el tiempo, la habilidad de llevar a cabo las tareas más sencillas, según explica el Instituto Nacional sobre el Envejecimiento, que hace parte de los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos.
No obstante, Medline Plus, la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos, señaló que se desconoce la causa exacta del mal de Alzheimer, pero la investigación muestra que ciertos cambios en el cerebro están asociados a esta enfermedad, aunque no se sabe con certeza si estos cambios son la causa del mal de Alzheimer o no.
“Los científicos creen que, en la mayoría de los casos, la enfermedad de Alzheimer es consecuencia de una combinación de factores genéticos, ambientales y del estilo de vida que afectan el cerebro a lo largo del tiempo. En menos del 1 % de los casos, la enfermedad de Alzheimer ocurre por cambios genéticos específicos que prácticamente garantizan que una persona tendrá la enfermedad. En estos casos, la enfermedad generalmente comienza en la madurez”, explicó Mayo Clinic, entidad sin ánimo de lucro dedicada a la práctica clínica, la educación y la investigación.
De hecho, la biblioteca de Estados Unidos añadió que se es más propenso a presentar el mal de Alzheimer si:
- Es mayor. El desarrollo de esta enfermedad no es parte del envejecimiento normal.
- Tener un pariente consanguíneo cercano, como un hermano, hermana o padre con Alzheimer.
- Tener ciertos genes ligados al mal de Alzheimer.
- Pertenecer al sexo femenino.
- Tener problemas cardiovasculares debidos al colesterol alto.
- Antecedentes de traumatismo craneal.
Respecto a las consecuencias, indicó que cuando la enfermedad empeora se puede presentar:
- Cambio en los patrones de sueño, despertarse con frecuencia por la noche.
- Tener delirios, depresión, agitación.
- Dificultad para realizar tareas básicas, como preparar las comidas, escoger la ropa apropiada o conducir.
- Dificultad para leer o escribir.
- Olvidar detalles acerca de hechos cotidianos.
- Olvidar hechos de la historia de su propia vida y perder la noción de quién es.
- Alucinaciones, discusiones, comportamiento violento y dar golpes.
- Deficiente capacidad de discernimiento y pérdida de la capacidad para reconocer el peligro.
- Uso de palabras erróneas, no pronunciar las palabras correctamente, hablar con frases confusas.
- Retraerse del contacto social.
Entre tanto, hay que señalar que la enfermedad de Alzheimer es una afección que no se puede prevenir. Sin embargo, se pueden modificar varios factores de riesgo en el estilo de vida y por ello, la entidad sin ánimo de lucro enumeró algunas recomendaciones:
1. Hacer ejercicio con regularidad: Lo ideal es realizar al menos 150 minutos de actividad aeróbica moderada o 75 minutos de actividad aeróbica intensa a la semana, o una combinación de actividad moderada e intensa.
2. Alimentarse bajo el estilo de la dieta mediterránea que está basada en:
- Comidas a base de vegetales, con solo pequeñas cantidades de carne de res y pollo.
- Más porciones de granos enteros, frutas y verduras frescas, nueces y legumbres.
- Alimentos que en forma natural contengan cantidades altas de fibra.
- Mucho pescado y otros mariscos en lugar.
- Aceite de oliva como la fuente principal de grasa empleada para preparar los alimentos.
- Alimentos que se preparan y sazonan de manera simple, sin salsas ni jugos de la carne.
“Participar en eventos sociales, leer, bailar, jugar juegos de mesa, realizar tareas artísticas, tocar un instrumento y otras actividades, ayuda a conservar las habilidades de pensamiento en el futuro y disminuir el riesgo de la enfermedad de Alzheimer”, añadió la entidad sin ánimo de lucro.
De todos modos, la información antes dada no sustituye la asesoría médica y es de vital importancia consultar a un experto de la salud para que sea este quien guíe el proceso e indique qué es lo más adecuado para cada persona.