La vitamina E es un nutriente esencial que juega un papel vital en la protección y el mantenimiento de la salud del organismo. Conocida principalmente por sus propiedades antioxidantes, esta vitamina es clave para proteger las células y tejidos del daño causado por los radicales libres.

El nutriente está conformado por ocho compuestos solubles en grasa que incluyen cuatro tocoferoles y cuatro tocotrienoles. El más común y biológicamente activo es el alfa-tocoferol, el cual estimula el sistema inmunitario e impide que se formen coágulos de sangre.

Aunque se trata de un antioxidante esencial, el cuerpo no tiene la capacidad de producir vitamina E por sí mismo, por lo que debe obtenerse a través de la dieta y sus suplementos, especialmente aquellos ricos en grasas saludables. Algunas fuentes comunes incluyen:

  • Aceites vegetales como el aceite de germen de trigo, el aceite de girasol, el aceite de oliva y el aceite de cártamo.
  • Frutos secos y semillas como almendras, nueces, semillas de girasol y avellanas.
  • Verduras de hoja verde como espinacas y brócoli.
  • Frutas como aguacates, kiwis y mangos.
  • Cereales y productos integrales, como germen de trigo, avena y arroz integral.
Diversas grasas saludables son útiles para el cuidado de la piel. | Foto: Getty Images

Una de las principales propiedades de la vitamina E está relacionada con sus beneficios para la piel, pues al ser un antioxidante liposoluble tiene la capacidad de proteger las células de la piel contra los daños causados por los radicales libres, además de mejorar la salud de los tejidos, especialmente en aquellas zonas de la piel, como el contorno de los ojos, en los que comúnmente las personas buscan disminuir las arrugas y manchas que aparecen producto de los procesos propios de envejecimiento de la piel.

Al aplicar productos tópicos que contienen vitamina E se puede mejorar la función de la piel como, lo que contribuye a retener la humedad y protegerla de la pérdida de agua transepidérmica (TEWL, por sus siglas en inglés). Una piel bien hidratada tiene una apariencia más fresca y luminosa.

Particularmente, en relación con la zona facial, la vitamina E ha demostrado estimular la producción de colágeno, una proteína estructural clave que proporciona firmeza y elasticidad a la piel. A medida que se envejece, la producción de colágeno disminuye, lo que puede llevar a la aparición de arrugas y pérdida de firmeza. La vitamina E puede ayudar a ralentizar este proceso y mantener una piel más firme.

Al usarla para este fin, la vitamina E puede encontrarse como ingrediente destacado en productos como cremas, sueros o geles específicamente formulados y que suelen tener una concentración adecuada para beneficiar la piel sin irritarla.

También, están las gotas de aceite de vitamina E, las cuales se pueden aplicar directamente en el contorno de los ojos con movimientos suaves y ascendentes. Es ideal usarlo por antes de dormir para permitir que el aceite actúe durante toda la noche. Este mismo aceite sirve para la preparación de mascarillas caseras mezclando ingredientes como aguacate, miel y yogurt. La preparación se aplica en el contorno de los ojos, dejándola actuar entre 15 y 20 minutos antes de enjuagar con agua tibia.

Productos a base de vitamina E ayudan reducir las arrugas en el contorno de los ojos. | Foto: Getty

Hay que destacar que si bien la vitamina E puede ser efectiva para rejuvenecer esta zona del rostro, es importante la constancia y paciencia. Los resultados no serán inmediatos y la persistencia en el uso de productos con estas propiedades es clave para la obtención de resultados a largo plazo.

De igual manera, siempre que vaya a aplicarse una mascarilla o producto tópico sobre la piel, es vital probarlo sobre una pequeña área de menor compromiso con el fin de verificar sus efectos y evitar complicaciones mayores como alergias o efectos adversos.