Un ataque de pánico es el miedo o la ansiedad repentinos e intensos que pueden provocarle a quien lo padece falta de aire, mareo y palpitaciones, haciéndola sentir fuera de control. Los síntomas suelen confundirse con un ataque al corazón. Un ataque suele durar de 5 a 20 minutos, pero puede durar incluso más. Si estos ataques suceden a menudo, se los llama trastorno de pánico.
Los ataques de pánico pueden ser aterradores y tan graves que pueden interferir en las actividades diarias de las personas. El tratamiento puede ayudar a la mayoría de las personas para que tengan menos síntomas, o incluso detenerlos. Se dice que las mujeres son más propensas a padecerlos que los hombres.
Pero, ¿qué causa los ataques de pánico? Hasta el momento los expertos señalan no estar seguros de qué es lo que provoca los ataques de pánico. Sin embargo, el cuerpo tiene una respuesta natural cuando está estresado o en peligro. Por eso siente que se le acelera el corazón, respiración rápida y una descarga de energía.
Los ataques de pánico y el trastorno de pánico pueden ser causados por un desequilibrio de las sustancias químicas del cerebro o cuando existen antecedentes familiares de trastorno de pánico. Aunque algunas veces suceden sin una causa clara.
Así las cosas, los ataques de pánico también pueden ser provocados por:
- Un problema de salud, como la tiroides hiperactiva (hipertiroidismo), o problemas cardíacos o respiratorios.
- Depresión u otro trastorno del estado de ánimo.
- Abuso del alcohol.
- Consumir demasiada nicotina o demasiada cafeína.
- Tomar ciertos medicamentos, como los utilizados para tratar el asma y problemas del corazón.
- Usar drogas ilegales, como la marihuana o la cocaína.
- Una persona puede tener una mayor probabilidad de tener trastorno de pánico si alguno de sus padres padece depresión o trastorno bipolar.
Síntomas de un ataque de pánico
- Una sensación de miedo, terror o ansiedad intensos.
- Dificultad para respirar o respiración muy rápida.
- Dolor u opresión en el pecho.
- Latido del corazón acelerado o que no es regular.
- Sudoración.
- Náuseas o malestar estomacal.
- Mareo y temblores.
- Entumecimiento u hormigueo.
¿Qué hacer si no paran los ataques de pánico?
El tratamiento para los ataques de pánico incluye asesoría psicológica, especialmente la terapia cognitivo-conductual (CBT, por sus siglas en inglés). Los medicamentos también podrían ayudar. El tratamiento puede ayudar a la mayoría de las personas a controlar o incluso detener los ataques. Sin embargo, estos pueden volver, sobre todo si se detiene el tratamiento demasiado pronto.
Algunas estrategias para tratar de pararlos son: respiración profunda, reconocer que se está sufriendo un ataque de pánico, cerrar los ojos, usar técnicas de relajación muscular y oler el aroma de lavanda que tiene un efecto tranquilizador.