Después de superar la crisis del Covid-19, que cobró la vida de aproximadamente 6,9 millones de personas en todo el mundo, La Organización Mundial de la Salud, OMS, advirtió acerca de la posibilidad de otra posible pandemia, que puede ser aún más letal que ese virus.
Tedro Adhanom Ghebreyesus, director general de la organización, afirmó que existe “la amenaza de otro patógeno emergente con un potencial todavía más mortal”, con lo que ha puesto en alerta a la comunidad internacional para que está atenta y se pueda prevenir una nueva crisis sanitara.
La OMS puso el foco en una lista de nueve patógenos que podrían ocasionar una nueva pandemia: el propio covid-19, el virus de Marburgo, la fiebre hemorrágica de Crimea-Congo, la fiebre de Lassa, el síndrome respiratorio de Oriente Medio (MERS), el síndrome respiratorio agudo severo (SARS), el ébola, la fiebre del Valle del Rift, el Zika y la ‘enfermedad X’.
Estas infecciones, que en su mayoría provienen de animales, causan preocupación debido a su alta tasa de mortalidad y a la facilidad que tienen de propagación entre las personas, que podría dar pie a mutaciones genéticas más difíciles de controlar.
La OMS recordó que esos virus conviven desde hace miles de años en los animales, pero que en los últimos años, los han transmitido a los seres humanos, con un gran porcentaje de mortalidad ya que actualmente, no hay ni cura ni vacuna para contrarrestarlos.
El mosquito, uno de los insectos que más virus propaga, transmite la fiebre del Valle del Rift y el virus de Zika. La fiebre del Valle del Rift (FVR) es una zoonosis vírica que afecta principalmente a los animales, pero también puede afectar al ser humano. La enfermedad que causa esta infección puede ser grave tanto en los animales como en el ser humano.
El virus de la FVR (VFVR) se identificó por vez primera en 1931; desde entonces se han notificado varios brotes en el África subsahariana. Aunque la mayoría de los casos reportados en humanos, hasta el momento han sido leves, un pequeño porcentaje de pacientes sufre una forma mucho más grave de la enfermedad. Generalmente consistente en la aparición de uno o más de los tres síndromes siguientes: enfermedad ocular (0,5-2 % de los casos), meningoencefalitis (menos del 1 %) o fiebre hemorrágica (menos del 1 %).
El virus de Zika se identificó por primera vez en Uganda en 1947 en un mono macaco; posteriormente, en la década de 1950, se encontraron pruebas de infección y enfermedad en seres humanos en otros países africanos. Entre las décadas de 1960 y 1980 se detectaron infecciones humanas esporádicas en África y Asia. Sin embargo, desde 2007 se han registrado brotes de enfermedad por el virus de Zika en África, las Américas, Asia y el Pacífico.
En los brotes registrados en el último decenio, la infección por el virus de Zika se ha asociado a una mayor incidencia del síndrome de Guillain-Barré. Cuando surgió el virus de Zika en América, con una gran epidemia en el Brasil en 2015, se describió por primera vez una asociación entre la infección por el virus de Zika y la microcefalia (tamaño de la cabeza más pequeño de lo normal); tras una revisión retrospectiva, se constataron hallazgos similares en la Polinesia Francesa. D
En el resto de las enfermedades, sus principales portadores siguen siendo animales como la garrapata, roedores o animales salvajes de distinta índole.
Los países más afectados por estos virus están ubicados en zonas de África, siendo los países más afectados Uganda, Angola Kenia, Ghana, Guinea, la República Democrática del Congo, Sudáfrica y Uganda. Otras zonas geográficas también afectadas son los Balcanes, Oriente Medio y Asia. En Europa, el más común de ellos es el Síndrome respiratorio agudo severo (SARS), que se trata de una enfermedad respiratoria viral causada por un coronavirus.