El colesterol es una sustancia grasa presente en el cuerpo humano que cumple funciones importantes en el funcionamiento normal del organismo. Es esencial para la construcción de membranas celulares, la producción de hormonas, la formación de ácidos biliares (necesarios para la digestión de grasas) y otros procesos biológicos.

Sin embargo, cuando los niveles de colesterol en la sangre se elevan en exceso, puede aumentar el riesgo de enfermedades cardiovasculares, como la enfermedad coronaria.

El colesterol está compuesto principalmente por lipoproteínas, partículas que transportan el colesterol a través del torrente sanguíneo. Las dos principales clases de lipoproteínas relacionadas con el colesterol son el de baja densidad (LDL), a menudo señalado como “colesterol malo”; y de alta densidad (HDL) conocido como bueno, pues ayuda a eliminar el exceso de colesterol de las arterias y lo devuelve al hígado para su eliminación.

Mantener niveles adecuados de colesterol es crucial para la salud cardiovascular. El exceso de LDL en la sangre puede contribuir al desarrollo de placas en las arterias (aterosclerosis), lo que aumenta el riesgo de enfermedades cardíacas, como ataques cardíacos y accidentes cerebrovasculares. Por otro lado, tener niveles suficientes de HDL o “colesterol bueno” se asocia con un menor riesgo de enfermedades cardiovasculares.

Altos niveles de colesterol en la sangre, especialmente malo, pueden generar complicaciones cardiovasculares. | Foto: Getty Images

En cuanto a los niveles adecuados de esta sustancia en el organismo, pueden variar según las pautas médicas y la edad de la persona, pero en general, se busca mantener menos de 100 mg/dL de colesterol malo. Valores entre 100 y 129 mg/dL se consideran cerca o por encima de lo deseable, y valores superiores a 130 mg/dL pueden ser preocupantes, especialmente si hay otros factores de riesgo.

El colesterol bueno se recomienda en valores superiores a 60 mg/dL, considerados protectores para el corazón. El colesterol total en el cuerpo debe ser de menos de 200 mg/dL.

Algunos productos naturales como la avena, los esteroles vegetales, el aceite de pescado rico en ácidos grasos omega-3, el té verde y la fibra soluble, se han asociado con la capacidad de ayudar a reducir los niveles de colesterol LDL en algunas personas cuando se consumen como parte de una dieta equilibrada.

Sin embargo, es importante tener en cuenta que estos efectos pueden variar de persona a persona y no deben considerarse como un sustituto de las recomendaciones médicas.

No obstante, el ajo y el limón son otros dos productos con grandes beneficios en este objetivo. El primero contiene compuestos sulfurosos, como la alicina, que se ha estudiado por sus posibles efectos en la reducción del colesterol. Se cree que estos compuestos pueden ayudar a inhibir la síntesis de colesterol en el hígado y a mejorar la eliminación del colesterol LDL (“colesterol malo”) de la sangre.

Por su parte, el limón es rico en vitamina C y antioxidantes, lo que puede ayudar a mejorar la salud cardiovascular en general, pero su capacidad para reducir directamente los niveles de colesterol es limitada. Sin embargo, se ha sugerido que el consumo de limón en el contexto de una dieta saludable podría tener un efecto positivo en los niveles de colesterol.

El ajo es un alimento con muchos beneficios para el cuerpo. | Foto: Getty Images

Para preparar una bebida utilizando estos dos ingredientes son necesarios un diente de ajo fresco, un limón y un vaso de agua tibia. El diente de ajo se pela y pica en trozos pequeños y se agrega a la mezcla de agua con el jugo de limón exprimido. El líquido se revuelve bien para permitir que los compuestos se liberen y se toma preferiblemente en horas de la mañana con el estómago vacío antes de consumir alimentos.

Es importante destacar que el ajo crudo puede tener un sabor fuerte y un olor persistente, por lo que algunas personas pueden encontrar esta bebida un poco desagradable. Si hay problemas gastrointestinales o irritación con el ajo crudo, puede considerarse tomar suplementos de ajo bajo la supervisión de un profesional de la salud.