Espaguetis, macarrones, tallarines, fusilli y un largo etcétera forman parte de la dieta cotidiana de muchos hogares. Todos ellos tienen en común su elaboración a partir de una masa de harina de trigo mezclada con agua y sal, aunque también se le puede añadir huevo y otros ingredientes. Así, queda una pasta que solo necesita ser cocida con agua para comer.
En la elaboración tradicional de la pasta se usa la sémola de trigo duro, que presenta mayor cantidad de gluten que el trigo común, lo que la dota de elasticidad. No obstante, es fácil hallar en el mercado pastas sin gluten. Asimismo, también se puede clasificar entre fresca, aún sin desecar, y seca.
Este producto básico de la dieta mediterránea se puede combinar con un amplio abanico de salsas, y acompañar de ensaladas y carnes. Se trata, de hecho, de un alimento que se ha incorporado a la dieta de la mayoría de países del mundo.
Valor nutricional (por cada 100 gramos):
Calorías: 375 kcal
Proteínas: 12 gr
Grasas: 1,8 gr
Hidratos de carbono: 75, 8 gr
Fibra: 4 gr
Calcio: 25 mg
Hierro: 1,6 mg
Magnesio: 53 mg
Zinc: 1,5 mg
Potasio: 230 mg
Fósforo: 180 mg
Antes de hablar de los beneficios de la pasta, es conveniente desmontar algunos de los mitos que existen sobre este alimento. Aunque es un producto calórico y rico en hidratos de carbono, su contenido en grasas es mínimo, por lo que, incorporado a una dieta equilibrada, es muy saludable su consumo.
Su alto valor energético lo hacen un alimento idóneo para personas que realizan una alta actividad física. Además, los hidratos son de absorción lenta por lo que la energía se libera poco a poco. Asimismo, el contenido en fibra de la pasta ayuda a regular el tránsito intestinal y combate problemas de estreñimiento.
No obstante, su alto aporte en gluten hacen que no sea un alimento apto para celíacos, a no ser que se consuma una variedad que no contenga esta sustancia.
Otra de sus propiedades se basa en generar una digestión más lenta y fácil, lo que hace que sea menos pesada.
Esto es lo que pasa en tu cuerpo al comer pasta todos los días
No obstante, su consumo diario y de manera excesiva puede tener también algunos aspectos negativos. Por ejemplo, la pasta es rica en calorías, por lo que su consumo en grandes cantidades puede contribuir al aumento de peso si no se equilibra con una dieta activa y consciente.
lgunos tipos de pasta tienen un alto índice glucémico, lo que significa que pueden elevar los niveles de azúcar en la sangre rápidamente. Optar por variedades integrales puede ayudar a reducir este impacto. Pero además, las salsas y condimentos que acompañan a la pasta pueden añadir calorías adicionales y grasas poco saludables a la comida, lo que puede afectar la calidad nutricional.
Lo más recomendable si se desea consumir pasta de manera frecuente es hacerlo a través de porciones moderadas, la cual equivale a 1 taza de pasta cocida (de 50 a 100 gramos), además de usar acompañamientos saludables como verduras frescas, proteínas magras (pollo, pescado, legumbres) y salsas bajas en grasas y azúcares.
El alto consumo de productos ricos en carbohidratos como el caso de la pasta, no se recomienda para personas con problemas de peso, diabetes o que presenten inconvenientes de resistencia a la insulina.
Cada organismo es diferente, y lo que es adecuado para una persona puede no serlo para otra. Si hay preocupaciones específicas sobre la dieta o la salud, siempre es recomendable consultar a un profesional para obtener una orientación personalizada y asegurar que el consumo diario de pasta sea adecuado para las necesidades y objetivos en este aspecto.
La clave es disfrutar de la pasta en el contexto de una dieta equilibrada y variada. No se requiere eliminarla por completo de la alimentación, pero tampoco se debe consumir en exceso.