El cáncer de hígado es una enfermedad que comienza en las células hepáticas de este órgano que tiene el tamaño de un balón de fútbol y se encuentra en la parte superior derecha del abdomen, debajo del diafragma y por encima del estómago.
Según la Clínica Mayo, “el cáncer se refiere a cualquiera de un gran número de enfermedades que se caracterizan por el desarrollo de células anormales que se dividen sin control y tienen la capacidad de infiltrarse y destruir el tejido corporal normal”.
En el hígado se pueden formar varios tipos de cáncer, el más común es el carcinoma hepatocelular, que comienza en hepatocito, un tipo de célula hepática. Otros tipos de cáncer de hígado son el colangiocarcinoma intrahepático y el hepatoblastoma, sin embargo, son menos comunes.
Por otra parte, el cáncer que comienza en otras zonas del cuerpo como el colon, el pulmón o las mamas y luego llega al hígado se conoce como cáncer metastásico y no como cáncer de hígado. En este caso, el cáncer recibe el nombre del órgano donde comenzó.
¿Puedo detectarlo en sus inicios?
Por lo general, los pacientes no tienen ningún síntoma en las primeras etapas del cáncer de hígado, pero cuando aparecen, los signos pueden incluir:
- Pérdida de peso sin proponérselo y en poco tiempo, tener poco apetito y dolor en la parte alta del abdomen.
- Náuseas, vómitos, debilidad.
- Fatiga general, además de hinchazón abdominal.
- Decoloración amarillenta de la piel y la parte blanca de los ojos, lo que se conoce médicamente como ictericia.
- Heces blancas o blanquecinas.
Aunque tener uno de estos signos no significa que una persona tiene cáncer de hígado, si se presenta alguno de estos síntomas se puede consultar al médico para descartar algún problema.
¿Quiénes están más propensos?
Existen varios factores de riesgo para padecer cáncer primario de hígado como, por ejemplo:
- Infección crónica por el virus de la hepatitis B o C: Esta infección crónica aumenta el riesgo de padecer cáncer de hígado.
- Cirrosis: Es una afección progresiva e irreversible en la que se forma tejido cicatricial en el hígado y por esta razón aumenta las probabilidades de desarrollar cáncer en este órgano.
- Enfermedades hepáticas hereditarias: Algunas patologías hepáticas pueden aumentar el riesgo de padecer cáncer de hígado, como por ejemplo la hemocromatosis y la enfermedad de Wilson.
- Diabetes: Las personas que viven con este trastorno del azúcar en la sangre tienen un mayor riesgo de padecer cáncer de hígado que las que no tienen diabetes.
- Enfermedad del hígado graso no alcohólico: Es una acumulación de grasa en el hígado que puede aumentar el riesgo de sufrir la enfermedad.
- Exposición a aflatoxinas: Son venenos producidos por mohos que crecen en cultivos de los granos y las nueces mal almacenados que pueden contaminarse y terminar en los alimentos elaborados con estos productos.
- Consumo excesivo de alcohol: Este mal hábito cuando se ha llevado a cabo por muchos años puede generar un daño hepático irreversible y aumentar el riesgo de padecer cáncer de hígado.
¿Cómo se previene el cáncer de hígado?
Se puede reducir el riesgo de cirrosis bebiendo alcohol con moderación, es decir, las mujeres no deberían consumir más de una copa al día y los hombres tuenen un límite de dos. Pero, en cualquier caso, lo mejor es no beber alcohol con frecuencia.
Otra manera de prevenir este tipo de cáncer es manteniendo un peso saludable, tener una dieta equilibrada y hacer ejercicio la mayoría de los días de la semana de ser posible. En caso de necesitar bajar de peso es recomendable reducir la cantidad de calorías que se consumen por día y aumentar la cantidad de actividad física.
Vacunarse contra la hepatitis B puede reducir el riesgo de contraer el virus. La buena noticia es que la vacuna puede administrarse en cualquier persona, incluidos bebés, adultos mayores y personas con sistemas inmunitarios comprometidos.