Los parásitos intestinales son organismos microscópicos que pueden habitar el tracto gastrointestinal de los seres humanos y otros animales. Estos pueden causar una variedad de problemas de salud al interferir con la función digestiva y la absorción de nutrientes.

Se trata de organismos que viven en el intestino, obteniendo nutrientes y recursos de su huésped. Pueden variar en tamaño y forma, y los síntomas de una infección parasitaria pueden ser leves o graves, dependiendo del tipo de parásito y la salud general del organismo en el que se hospedan.

Los parásitos intestinales pueden generar descompensaciones digestivas. | Foto: Parásitos

Las infecciones parasitarias intestinales generalmente se adquieren al ingerir agua o alimentos contaminados con huevos, larvas o quistes de estos microorganismos. El contacto cercano con personas o animales infectados también puede contribuir a la propagación de los mismos.

Entre los tipos de parásitos más conocidos se encuentran:

  • Giardia lamblia: es un parásito protozoo que puede causar diarrea, cólicos abdominales y náuseas.
  • Áscaris: es un tipo de lombriz intestinal que puede causar síntomas como dolor abdominal, diarrea y fatiga.
  • Tricuris: también conocido como tricocéfalo, puede causar dolor abdominal y diarrea.
  • Anquilostoma: puede generar anemia, fatiga y dolor abdominal.
  • Oxiuros: son pequeños gusanos que pueden causar picazón intensa en la región anal, especialmente si se presenta en etapas infantiles.

Al tratarse de situaciones frecuentes y comunes, sobre todo en zonas con dificultades para el consumo de agua potable y la adecuada higiene de alimentos, los parásitos intestinales habitualmente suelen tratarse con remedios y preparaciones caseras que tienen como base productos naturales, entre ellos la cúrcuma.

El consumo de cúrcuma puede traer grandes beneficios para el cuerpo humano. | Foto: &#169 Lew Robertson

Esta especia amarilla derivada de la raíz de la planta Curcuma longa ha sido valorada durante mucho tiempo por sus propiedades medicinales. Algunos de los compuestos activos de la cúrcuma, como la curcumina, han demostrado tener propiedades antimicrobianas y antiinflamatorias.

Estudios in vitro, aquellos que se realizan por fuera de los organismos, usando tejidos, órganos o células aisladas, sugieren que la curcumina puede tener efectos antiparasitarios contra ciertos tipos de estos organismos intestinales.

En particular, se ha investigado su efecto en parásitos como Giardia lamblia y Entamoeba histolytica. La curcumina ha demostrado reducir la viabilidad y la reproducción de estos parásitos en cultivos celulares.

Adicionalmente, la inflamación en el intestino producto de infecciones parasitarias puede ser tratado por la cúrcuma, pues sus compuestos pueden ayudar a aliviar la irritación y la inflamación que provocan.

Entre algunas formas en que la cúrcuma podría ser ingerida para tratar parásitos está:

  • Polvo: la forma más común de consumir cúrcuma es en forma de polvo. Puede agregarse una pequeña cantidad de cúrcuma en polvo a las comidas como guisos, sopas, batidos o platos de curry.
  • Infusión o té: puede prepararse una infusión de cúrcuma hirviendo agua y luego agregando una pizca de la especia en polvo. El sabor se puede mejorar añadiendo un poco de miel y limón.
Té de cúrcuma | Foto: Getty Images
  • Suplementos: los suplementos de cúrcuma están disponibles en forma de cápsulas o tabletas. Si se considera tomar estos productos es importante hablar con un profesional de la salud para determinar la dosis adecuada y la seguridad.

Si se sospecha de alguna infección parasitaria, es importante buscar atención médica para un diagnóstico y tratamiento adecuado. En cuanto a la cúrcuma, aunque puede tener propiedades beneficiosas, hay que recordar que no es un reemplazo para el tratamiento médico convencional que puede incluir medicamentos como el metronidazol, albendazol, mebendazol e ivermectina.