La música activa el cerebro más que cualquier otro estímulo, según afirma un estudio llevado a cabo por la Universidad de Florida.
Algunos expertos aseguran que escucharla tiene múltiples beneficios, pues libera dopamina -la hormona del placer- lo que ayuda a tener una excelente memoria, y atención; a la vez que mejora el estado de ánimo y contribuye a un sueño apropiado.
Musicanarias, en su sitio web, afirma que “dependiendo del tipo de música que se escuche, el cerebro puede liberar otros neurotransmisores. Por ejemplo, la música clásica que, según algunos estudios, provoca la generación de serotonina, una sustancia química que provoca relajación y calma los niveles de estrés y ansiedad”.
Asimismo, hay que decir que existe una memoria específica para la música en el cerebro. La música se procesa en varias áreas del cerebro, incluyendo el lóbulo temporal, el córtex auditivo y el sistema límbico, que está relacionado con las emociones, estas áreas están estrechamente conectadas con las regiones responsables del almacenamiento y recuperación de la memoria.
También se ha encontrado que el hipocampo, una estructura en el lóbulo temporal, está involucrado en la codificación y recuperación de recuerdos musicales. No en vano, se utiliza la música como terapia para lidiar con trastornos como el Alzheimer, el Parkinson, el trastorno autista, etc.
De hecho, “la música fortalece el aprendizaje y la memoria, regula las hormonas relacionadas con el estrés, permite evocar experiencias y recuerdos, incide sobre los latidos, la presión arterial y el pulso y modula la velocidad de las ondas cerebrales” señala Jaime Ancajima, en la página web de la Universidad de Piura.
De igual manera, la música tiene una gran capacidad de influencia en la percepción que se tenga del mundo. Las canciones tienen el poder de generar conexiones neuronales que logran controlar las funciones motrices, lingüísticas, cognitivas, emocionales, y sociales.
Varios estudios han demostrado que los niños que contaron con una educación musical a partir de los tres años o más, presentan un incremento en su motricidad fina, a la vez que presentan un mejor vocabulario. Así mismo, tienen mejores habilidades sociales, y logran un mayor entendimiento del entorno, pues distinguen con facilidad las similitudes, y las diferencias de formas y patrones.
“Una experiencia rica en música para los niños de cantar, escuchar y moverse realmente brinda un beneficio muy importante a los niños a medida que avanzan hacia un aprendizaje más formal”, asegura Mary Luehrisen, directora ejecutiva de la Fundación de la Asociación Nacional de Comerciantes de Música (NAMM).
De acuerdo a otro estudio realizado en Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, en México, por la facultad de psicología, se puede saber que las notas musicales liberan energía, la cual se debe usar realizando cualquier actividad física. Esto explica por qué en las películas, usualmente, suena música fuerte cuando hay escenas competitivas o de acción.
Roberto Valderrama, docente de la Universidad Autónoma de Puebla, sostiene que “las notas musicales tienen la capacidad de relajarnos”. Los géneros musicales cuyo ritmo es más lento, y que tienen un volumen bajo, brindan un efecto de relajación. Algunos de estos, como, la música clásica, instrumental y Pop, se usan cuando se realizan procedimientos médicos peligrosos.
Un dato curioso es que las ondas cerebrales se modifican cuando escuchamos música, lo que altera el ritmo cardíaco y, por ende, la respiración. Este fenómeno solo le ocurre al ser humano y algunas especies de aves. El escuchar canciones que tengan un ritmo acelerado, cuando se practica ejercicio, aumenta el ritmo, el pulso, el estado de alerta y mejora la resistencia.