La mala alimentación puede afectar drásticamente varios aspectos de nuestra salud, incluyendo el riesgo de desarrollar enfermedades crónicas como la deficiencia cardíaca, diabetes o el cáncer.
En este sentido, la ciencia ha encontrado asociaciones estadísticas entre las dietas ricas en ciertos alimentos y menores tasas de la enfermedad. En parte, esto se puede explicar por la presencia en algunos ingredientes de compuestos químicos que inhiben el crecimiento de tumores.
Brócoli
Este es el caso del brócoli, una verdura rica en sulforafano. Esta sustancia química tiene numerosas propiedades anticancerígenas que parecen reducir el crecimiento tumoral en modelos animales y en cultivos celulares.
Zanahorias
El consumo abundante de zanahorias, por su lado, también se ha asociado en la literatura médica con reducciones estadísticas en la incidencia de ciertas formas de cáncer.
Legumbres
Similarmente, las legumbres como las judías constituyen una importante fuente de fibra, actúan como protección frente al cáncer colorrectal.
Frutos rojos
Los efectos observados en el caso de los frutos rojos, en cambio, se deben a los pigmentos que les dan sus tonos rojizos, morados y azulados: los polifenoles. Estas sustancias actúan como antioxidantes, lo que parece reducir el riesgo de determinados cánceres y ralentizar su progresión.
Canela
La canela es otro ejemplo de alimento de origen vegetal cuyas propiedades beneficiosas se han documentado en la literatura científica, incluyendo ciertos efectos anticancerígenos.
Frutos secos
Los frutos secos constituyen una incorporación muy saludable a nuestra dieta, y la investigación científica los ha relacionado en más de una ocasión con efectos protectores frente a ciertas formas de cáncer.
Aceite de oliva
El aceite de oliva reduce el riesgo de cáncer cuando se consume de manera habitual en cantidades considerables.
Cítricos
Los cítricos son una opción frutal con numerosos beneficios para la salud asociados. El consumo frecuente de estas frutas, incluyendo limas, limones y naranjas, puede proteger contra ciertas formas de cáncer.
Tomate
El pigmento de los tomates se denomina licopeno, y parece ser la razón por la que los científicos han encontrado que las dietas ricas en tomates se asocian a un menor riesgo de padecer cáncer de próstata.
Ajo
El principal componente activo presente en el ajo es la alicina, que en algunos experimentos ha demostrado matar células de cáncer en cultivos celulares.
Pescado azul
A los efectos protectores del pescado azul frente a las enfermedades cardiovasculares se suma que podría disminuir las probabilidades de desarrollar algunos cánceres comunes, como el cáncer colorrectal.
¿Qué es el Cáncer de cuello uterino?
El virus del papiloma humano es una infección común que comprende una familia de varios subtipos de virus –algunos de alto y otros de bajo riesgo– que pueden desaparecer por sí solos, pero que si persisten o no se detectan y tratan a tiempo, pueden derivar en enfermedades más graves como el cáncer de cuello uterino.
Se estima que casi el 80% de la población va a sufrir una infección por virus del papiloma humano en algún momento de su vida. Es por esto que toman relevancia las medidas de prevención y detección temprana.
Actualmente existe una prueba diagnóstica –tipo PCR– denominada tipificación viral, que representa un reciente avance en la detección temprana del cáncer de cuello uterino, ya que puede identificar la presencia de una infección en las mucosas provocada por algún tipo de virus del papiloma humano capaz de producir cáncer.
“En la Clínica del Country tenemos un equipo multidisciplinario para la atención integral del cáncer ginecológico en cada fase de prevención, incluido el examen de tipificación viral; adicionalmente, cuando la paciente es diagnosticada ofrecemos una atención de calidad mediante tratamientos de mayor complejidad como cirugía, quimioterapia, radioterapia e intervenciones en dolor y cuidados paliativos” explica el doctor Henry Rodríguez, coordinador de Ginecología Oncológica de la Clínica del Country.
El cáncer de cuello uterino registró 600 mil nuevos casos y 350.000 muertes en el mundo en el año 2020; en Colombia tiene una incidencia de 14.9 y una mortalidad de 7.4 por cada 100 mil mujeres.