El tapabocas se ha convertido en un accesorio cotidiano no solo en el mundo sino también entre los caleños, que cada vez son más conscientes de su uso para prevenir el contagio del covid-19: al menos un 71.5 % de los ciudadanos lo utiliza, según una encuesta del Observatorio Polis de la Universidad Icesi.
Pero, ¿cuál es el tapabocas más efectivo de todos a la hora de minimizar que una persona contraiga la enfermedad?
Un estudio de la Universidad Duke, en Estados Unidos, y publicado en la revista Science Advance, parece dar una respuesta. El método de los investigadores se basó en el uso de una caja negra a través de la cual pasaba un rayo láser para crear un haz de luz, mientras que una persona que usaba distintos tapabocas hablaba por un orificio para que en otro extremo una cámara de un celular registrara el efecto que tenían las gotas en la dispersión del haz de luz.
En total analizaron 14 tapabocas. El que tuvo la calificación más favorable fue el N95, con un 99.9 % de efectividad. Sin embargo, tras la escasez de estos elementos en el mercado, el Ministerio de Salud ordenó a inicios de abril que fuera de uso exclusivo para el personal de salud, sobre todo en aquellos que trabajan en UCI.
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Pero si bien la población en general no puede acceder al N95, tiene la posibilidad de adquirir el tapabocas quirúrgico convencional de varias capas, que cuenta con la segunda efectividad más alta que arrojó el estudio: un 99,5 %. Después le sigue el de polipropileno con algodón, cuya mezcla de material le ayudó a tener un puntaje de 95 %; luego el tapabocas de algodón de dos capas con pliegues (90 %); el N95 con filtro (85 %) y el de algodón con dos capas (70 %), por mencionar algunos. Los de tela muestran niveles de protección que oscilan entre el 85 % y 5%, que dependen del número de pliegues y calidad del material.
En cambio, uno de los que presentó la efectividad más baja a la hora de minimizar el contagio por Covid-19 -y que no es nada recomendable- fue el tapabocas de tejido de punto, que registró un 65 % en el indicador, dado que los diseños con ese tipo de material facilitan la aspersión del virus. Lo mismo pasa con las bandadas y pañoletas, que registraron un 50 % en el indicador, y los tipo cuello, cuya efectividad fue del 0 %.
El tapabocas no basta por sí solo
Frente al hecho de que buena parte de la población prefiere el tapabocas de tela, al ser reutilizable varias veces siempre y cuando se lave de forma constante, la Universidad Manuela Beltrán realizó un estudio para probar su efectividad a la hora de retener las gotas que expulsamos a través de la cavidad oral o mucosa nasal en forma de gotas.
Con ese propósito en mente, se puso una lámina con medio de cultivo (sustancia que permite el crecimiento de los virus) cerca de un individuo en diferentes escenarios, como estornudando con y sin tapabocas, aplicando o no el distanciamiento social, entre otros. El indicador del que se sirvieron fue el de la cantidad de colonias, que en otras palabras significa el conjunto de bacterias idénticas que crecen en el medio de cultivo: es decir, mientras más colonias, más negativo el resultado.
Por ejemplo, mientras una persona que no usaba el tapabocas ni mantenía la distancia estornudaba sobre la lámina, y en ella se encontraban entre 96 y 126 colonia, el individuo que hacía lo contrario -e incluso se alejaba dos metros- no dejaba ningún rastro de colonia.
Ese mismo resultado se presentaba cuando la persona usaba el tapabocas, pero no cumplía la norma de distanciamiento. Sin embargo, Andrea Cortés, microbióloga de la Universidad Manuela Beltrán, aseguró: “Esa no es razón para relajarse con la medida de dos metros entre personas, porque si bien el tapabocas te protege la parte inferior de la cara, la aspersión de saliva de tu interlocutor puede dar a otra parte de tu cuerpo, a tus manos, por ejemplo, las cuales te puedes llevar a la cara”.
En pocas palabras, el tapabocas no basta por sí mismo. Por eso es aconsejable que esté complementado por una careta, dado que el virus también se puede transmitir por las membranas mucosas que cubren la parte blanca de nuestros ojos. A esto se suma el lavado constante de manos, incluso para quienes permanecen la mayoría del tiempo en casa, por lo que es aconsejable hacer dicho proceso de higiene cada tres horas.
Cortés agregó: “Un tapabocas de algodón de dos o tres capas tiene buena capacidad de retención de las gotas de saliva que transportan bacterias. Lo ideal es que cuente con un tejido muy apretado, es decir, que no tenga una superficie porosa (de agujeros) que aumente el riesgo de contagio. También es imprescindible lavarlo cada vez que se usa tras una jornada de ocho horas o de sostener una conversación con alguien de afuera”.
Recomendaciones del tapabocas
El llamado del Ministerio de Salud es que el uso de tapabocas es obligatorio fuera de casa, en aras de reducir el riesgo de contagio y propagación del virus.
De acuerdo con el despacho, si el 100 % de las personas usaran este implemento de protección “se cortan las cadenas de contagio. Al no tener una vacuna disponible, el uso del tapabocas, los protocolos de higiene y la distancia física son las medidas más eficientes para combatir el coronavirus”.
El Ministerio también enumera los errores que suelen cometerse con el uso del tapabocas y que, por supuesto, ponen en riesgo la salud de su portador y las personas que la rodean.
“Utilizarlo sin importar que esté dañado o roto, llevarlo suelto o a nivel del cuello, usarlo debajo de la nariz, quitárselo para hablar, ponérselo sucio o mojado, acomodarlo con las manos sucias, compartirlo con otras personas y no lavarlo cuando es de tela” son los puntos sobre los que Minsalud llama la atención.
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Hallan covid en el aire a cinco metros de un infectado
Si bien otros estudios ya habían encontrado el material genético del covid en el aire, una reciente investigación de la Universidad de Florida en Gainesville, Estados Unidos, reveló que el virus puede encontrarse a cinco metros de un enfermo sintomático, es decir, más de tres metros de lo que se crecía en un inicio.
De hecho, tan pronto el virus fue capturado al vuelo y llevado a un laboratorio, es capaz de infectar células para multiplicarse en ellas.
La investigación también reveló que los virus atrapados en el aire son genéticamente idénticos a los extraídos de una garganta del paciente que colaboró en el estudio.