El ser humano para que goce de buena salud deberá tener las vitaminas suficientes para que el organismo funcione de manera adecuada. Asimismo, una dieta balanceada, compuesta por variedad de alimentos, asegura la cantidad de vitaminas que el cuerpo requiere.
Por su parte, la Fundación Española de Nutrición (FEN) destaca nueve vitaminas, como esenciales para asegurar una buena salud en el ser humano. De estas nueve, cinco pertenecen al grupo B.
La vitamina A (retinol) es de gran importancia para la visión, la piel y las defensas contras las infecciones. Esta vitamina estimula la producción de linfocitos y se encuentra en el aceite de hígado de pescado, el hígado de vaca, la yema de huevo, la manteca y la crema.
Asimismo, la vitamina B1 (tiamina) participa en el metabolismo de los hidratos de carbono al transformarlos en energía para el cuerpo y en contribuye al funcionamiento de los sistemas nervioso y cardíaco. Entre los alimentos que la contienen destacan los cereales integrales (germen de trigo y arroz), carnes (en especial, de cerdo), huevos, legumbres y levadura de cerveza.
Entretanto, la vitamina B2 (riboflavina) participa en el metabolismo de los hidratos de carbono y es precursora de enzimas que favorecen la formación de anticuerpos y glóbulos rojos e interviene en el mantenimiento de las mucosas y del tejido epiteliar, en especial, de la córnea. Son ricos en riboflavina la leche, el queso, la carne, los huevos y los cereales enriquecidos.
La vitamina B6 (piridoxina) está presente en el metabolismo de aminoácidos y ácidos grasos, en el funcionamiento del sistema nervioso y ayuda a mantener la piel sana. También comunica dos proteínas encargadas de avisarle al sistema inmune alguna amenaza para el cuerpo. Presente en el pescado (atún y salmón), el hígado, las vísceras, las legumbres (habas y garbanzos) y la carne (vaca, cerdo y ave).
Por su parte, la vitamina B9 (ácido fólico) cumple su papel en la maduración de los glóbulos rojos y en la síntesis de ADN y ARN. Junto con las vitaminas C y B12 crea nuevas proteínas. Los vegetales de hojas verdes, las frutas, el hígado, la palta y las legumbres son fuentes recomendadas de ácido fólico.
Asimismo, la vitamina B12 (cobalamina) es la encargada del metabolismo de las grasas y de la síntesis de un aminoácido esencial para la formación de proteína, también participa en la maduración de los glóbulos rojos y en la síntesis de ADN. Además, mantiene la buena salud de las neuronas.
La vitamina C participa el crecimiento de los tejidos óseo y conjuntivo, y la curación de las heridas. También en el funcionamiento de los vasos sanguíneos. Esto se produce, al favorecer la absorción de un mineral muy importante para evitar un tipo de anemia, el hierro. Los cítricos, el kiwi, entre otras frutas, varias verduras y hortalizas, como la espinaca y las papas y las vísceras o el riñón de vaca son buenas fuentes de esta vitamina.
En la vitamina D hay dos variantes, el ergocalciferol (D2) y el colecalciferol (D3), que se forma en la piel cuando esta recibe los rayos UV del sol. Ayuda a absorber calcio y fósforo en el intestino y contribuye al fortalecimiento de los huesos. Además, activa los linfocitos. La D2 está en la levadura irradiada y la leche enriquecida; la D3 en aceites de hígado de pescado, la yema de huevo y la leche enriquecida.
Entretanto, la vitamina E (tocoferol tiene como función principal ser antioxidante ya que protege las membranas celulares. De esta manera, es de mucha utilidad para prevenir situaciones relacionadas con la destrucción de radicales libres, como el envejecimiento. El aceite vegetal, el germen de trigo, las vegetales de hojas verdes, la yema de huevo y las legumbres son algunas de sus fuentes.