La alimentación saludable y con todos los elementos necesarios para el cuerpo es algo crucial para mantenerse activo y prevenir diferentes enfermedades, en especial cuando se va llegando a edades más adultas.
En el caso de las mujeres que llegan a los 30 años, por ejemplo, es esencial ingerir vitaminas, como la D, la B12, el ácido fólico, la E y la C. La primera de estas ayuda a mantener los huesos sanos y fuertes.
La vitamina B12, por su parte, aporta en la producción de glóbulos rojos y en la función adecuada del sistema nervioso. Por su parte, el ácido fólico ayuda a prevenir inconvenientes del tubo renal en el feto, para el caso de las mujeres en estado de embarazo.
En el caso de la vitamina E, esta actúa como antioxidante y ayuda a proteger la piel, mientras que la vitamina C también es importante para la piel, además de ayudar con la absorción de hierro en el cuerpo.
Ahora bien, ¿en qué alimentos se encuentran estas vitaminas? En lo que respecta a la D, esta puede ser consumida a través de diferentes alimentos, como lo son el salmón, el atún, el hígado, la yema de huevo y los productos fortificados, como la leche, los cereales y los jugos de naranja.
Hay un método adicional para obtener vitamina D y es a través de la exposición solar, sin embargo, habrá que tener mucho cuidado con esto, puesto que el sol en exceso puede no solo general irritación en la piel, sino también quemaduras y otras problemáticas.
La vitamina C, por su parte, está en frutas y verduras como naranjas, fresas, kiwi, papaya, pimientos, brócoli y espinacas. La B12, importante para el cerebro y el sistema nervioso, está presente en alimentos de origen animal, como la carne, el pescado, los huevos y los productos lácteos.
Sin embargo, no es algo imposible de acceder para aquellas personas que han decidido ser vegetarianas o veganas. La vitamina B12 también puede obtenerse a través de suplementos o alimentos fortificados.
Cabe señalar que la edad, el género, el estilo de vida, entre otros factores, son muy importantes a la hora de determinar qué tanta cantidad de estas vitaminas se debe consumir. Esto también puede varias de acuerdo a la condición clínica de cada individuo, por lo que también es pertinente visitar un médico antes de definir una dieta, sin embargo, hay algunas recomendaciones generales a partir de los 30 años.
Una de ellas es que la vitamina D es aconsejable a partir de 15 microgramos por día para los adultos, mientras que en la vitamina B12 la cantidad recomendada es de 2,4 microgramos por día. En ambos casos no tiene relevancia el género de la persona.
En cuanto a la vitamina C, la cantidad que se recomienda es de 75 a 90 miligramos por día para las mujeres, esto sin tener en cuenta si son fumadoras, ya que, de ser la respuesta a esto afirmativa, es probable que se necesite una cantidad mayor de esta vitamina.
Asimismo, para el caso del ácido fólico, es recomendado consumir de 400 a 600 microgramos por día, mientras que las mujeres en estado de embarazado pueden necesitar una cantidad mayor, esto para prevenir defectos de nacimiento en el feto del bebé, entre otras complicaciones.
¿Cuál es la mejor vitamina para la piel?
Para nadie es un secreto que la piel es uno de los órganos más importantes del cuerpo, debido a que protege al organismo de los agentes externos como el calor, el frío, el aire y las bacterias, y además elimina de distintas formas los residuos del organismo.
Debido a esto, su cuidado es indispensable. En ese sentido, existen algunas vitaminas que pueden ayudar a que se mantenga en un buen estado.
Una de ellas es la vitamina A, que es ideal frente a la piel seca. También puede encontrarla en productos de primera calidad y complementos, y la puede obtener fácilmente en frutas y verduras, así como en la leche, y proteínas como pescados de todo tipo y las carnes blancas.
Adicionalmente, la deficiencia de la vitamina B también perjudica la piel. Esta vitamina ayuda a combatir el envejecimiento, las ronchas y los daños causados por los rayos del sol. Se puede obtener de los vegetales verdes y los alimentos como pescado, carne, huevos y lácteos.