La ansiedad es una respuesta emocional y física que puede experimentarse frente a situaciones estresantes o percibidas como amenazantes. Es una parte normal de la vida y al mismo tiempo puede ayudar a mantener un estado de alerta y preparación para enfrentar desafíos.
Sin embargo, cuando la ansiedad se vuelve desproporcionada, persistente y afecta negativamente las actividades cotidianas se considera un trastorno de ansiedad.
La ansiedad puede tener múltiples causas, que incluyen factores genéticos, químicos y ambientales. Por ejemplo, puede estar relacionada con alteraciones en los neurotransmisores, como la serotonina y la noradrenalina, que regulan el estado de ánimo y las respuestas al estrés.
También, existe evidencia de que la ansiedad puede tener una base genética, lo que significa que las personas con antecedentes familiares de trastornos de ansiedad pueden tener un mayor riesgo de desarrollarlos. Traumas pasados como abusos, accidentes o eventos estresantes son otros factores importantes a considerar como desencadenantes de la ansiedad.
En cuanto a sus síntomas, si bien pueden variar de una persona a otra, los más comunes son la sensación de inquietud o nerviosismo constante, preocupación excesiva y dificultad para controlar los pensamientos negativos, palpitaciones o aumento de la frecuencia cardíaca, respiración rápida o dificultad para respirar, sudoración excesiva y problemas digestivos como malestar estomacal o diarrea.
Prevenir esta situación si bien es un asunto donde juega un papel clave la salud mental y la orientación psicológica, la alimentación, como parte de hábitos saludables, también desempeña una función muy importante.
Vitaminas para la ansiedad
Para esto existen algunas vitaminas que son de especial recomendación para su ingesta y al mismo tiempo complementar tratamientos profesionales al respecto.
- Vitamina B: las vitaminas del complejo B como la B1 (tiamina), B6 (piridoxina), B9 (ácido fólico) y B12 (cobalamina), juegan un papel clave en la producción de neurotransmisores involucrados en la regulación del estado de ánimo y el estrés. Ayudan a mantener el sistema nervioso en buen estado y pueden contribuir a reducir los síntomas de ansiedad.
- Vitamina C: es un antioxidante que puede ayudar a reducir los efectos negativos del estrés oxidativo en el cerebro. También puede disminuir la liberación de hormonas del estrés, como el cortisol, y tener un efecto calmante en el sistema nervioso.
- Vitamina D: la deficiencia de esta vitamina se ha relacionado con un mayor riesgo de trastornos del estado de ánimo, incluida la ansiedad. La vitamina D desempeña un papel en la producción de neurotransmisores y puede influir en la regulación del estado de ánimo.
- Magnesio: el magnesio es un mineral que participa en más de 300 reacciones bioquímicas en el cuerpo, incluyendo la función del sistema nervioso. La suplementación de magnesio puede ayudar a reducir la ansiedad y los síntomas asociados.
Cada una de estas vitaminas puede encontrarse especialmente en alimentos ricos en ácidos grasos y omega 3 como el salmón, las sardinas y el atún, así como en semillas de chía, nueces y aceite de linaza.
Asimismo, se ha comprobado que alimentos ricos en triptófano como los huevos, el pavo, el pollo, los productos lácteos bajos en grasa, los plátanos y las nueces pueden ayudar a aumentar los niveles de serotonina en el cerebro. También, el té verde contiene compuestos antioxidantes y un aminoácido llamado L-teanina, que puede promover la relajación y mejorar el estado de ánimo. El consumo regular de té verde puede tener un efecto calmante y beneficioso para la ansiedad.
Es importante destacar que la suplementación con vitaminas y minerales debe realizarse bajo supervisión médica y como parte de un enfoque integral de tratamiento de la ansiedad. Cada persona es única y puede tener diferentes necesidades nutricionales, de allí que se requiera un diagnóstico particular.