En la búsqueda de mantener una buena salud, las personas a menudo pasan por alto uno de los elementos más simples y esenciales para el funcionamiento adecuado de sus órganos internos: el agua. Específicamente, cuando se trata de los riñones, el agua desempeña un papel fundamental en su purificación y funcionamiento óptimo.

Importancia del agua en la purificación renal

Los riñones son órganos cruciales para el filtrado y la eliminación de desechos y toxinas del cuerpo. Su función principal es regular el equilibrio de líquidos y electrolitos, pero para hacerlo de manera efectiva, necesitan un suministro adecuado de agua. Cuando una persona no consume suficiente agua, los riñones pueden tener dificultades para eliminar las sustancias de desecho de manera eficiente, lo que puede llevar a la formación de cálculos renales y otros problemas de salud renal.

El agua también es esencial para mantener un flujo sanguíneo adecuado a través de los riñones. Cuando una persona está deshidratada, la sangre se vuelve más concentrada y espesa, lo que dificulta que los riñones filtren y eliminen los desechos de manera efectiva. Esto puede aumentar el riesgo de desarrollar enfermedades renales a largo plazo.

Los riñones cumplen una tarea fundamental para la buena salud del cuerpo. Cuando una persona no consume suficiente agua, los riñones pueden tener dificultades para eliminar las sustancias. (Imagen de referencia) | Foto: Getty Images/iStockphoto

¿Cuánta agua debería beber para la purificación renal?

La cantidad de agua que una persona debe beber para mantener los riñones saludables puede variar según factores individuales, como la edad, el peso, la actividad física y las condiciones médicas. Sin embargo, el Instituto de Medicina (NIH) de Estados Unidos sugiere una ingesta diaria promedio de agua de aproximadamente:

  • Para los hombres: alrededor de 3.7 litros (alrededor de 15.5 tazas) de líquidos totales, incluyendo agua de bebida y el contenido de los alimentos.
  • Para las mujeres: aproximadamente 2.7 litros (aproximadamente 11.5 tazas) de líquidos totales, incluyendo agua de bebida y el contenido de los alimentos.
El ser humano está compuesto en un 70 % por agua. Consumir este líquido incoloro es esencial para mantener saludables los órganos del cuerpo. (Imagen de referencia) | Foto: Getty Images

Enfermedades renales comunes

Los riñones son órganos vitales responsables de la filtración de desechos y toxinas del cuerpo. Sin embargo, están sujetos a diversas enfermedades que pueden comprometer su función y, en última instancia, afectar la salud general de una persona. Entre ellas según el NIH están:

  • Nefropatía diabética: Una de las principales causas de enfermedad renal crónica. Se desarrolla como resultado de la diabetes no controlada. El alto nivel de azúcar en sangre daña los pequeños vasos sanguíneos de los riñones, lo que eventualmente reduce su capacidad de filtración.
  • Hipertensión arterial: La presión arterial alta crónica puede dañar los vasos sanguíneos en los riñones, dificultando su función y aumentando el riesgo de enfermedad renal.
  • Glomerulonefritis: Una inflamación de los glomérulos, unidades de filtración en los riñones. Puede ser causada por infecciones, enfermedades autoinmunitarias u otras afecciones.
  • Infecciones renales: Como la pielonefritis, que ocurre cuando las bacterias infectan los riñones. Las infecciones recurrentes pueden causar daño renal a largo plazo.
  • Enfermedad renal poliquística: Una afección genética que provoca el crecimiento de quistes en los riñones, lo que puede interferir con su funcionamiento normal.
La consulta médica puede llegar a salvar la vida de las personas en casos que parecen comunes. Especialmente los relacionados con los riñones. (Imagen de referencia) | Foto: Getty Images

Consecuencias de las enfermedades renales:

Las enfermedades renales pueden tener graves consecuencias para la salud. A medida que los riñones pierden su capacidad de filtración, pueden acumularse desechos y toxinas en el cuerpo, lo que puede llevar a complicaciones, según el NIH, como:

  • Insuficiencia Renal Crónica: La pérdida gradual y permanente de la función renal, lo que puede requerir diálisis o un trasplante de riñón.
  • Acumulación de Líquidos: Los riñones afectados pueden no regular adecuadamente el equilibrio de líquidos, lo que puede causar hinchazón y presión arterial alta.
  • Desequilibrio de Electrolitos: Las alteraciones en los niveles de electrolitos como el sodio y el potasio pueden afectar el funcionamiento de otros órganos, como el corazón.
  • Anemia: La disminución de la producción de eritropoyetina, una hormona renal, puede resultar en anemia, que puede causar fatiga y debilidad.