Cada año, cerca de 20 millones de personas mueren en el mundo debido a enfermedades cardiovasculares, en un gran porcentaje por causa de infartos o ataques al corazón. De hecho, los infartos son provocados por un coágulo que bloquea una de las arterias coronarias, que son las encargadas de llevar sangre y oxígeno al corazón. Cuando se bloque este flujo, al no llegar oxígeno al corazón, en breve tiempo, las células cardíacas mueren, provocando el colapso de la persona. A nivel médico se conoce como infarto de miocardio.
Lo que ocurre en las arterias es que placa, compuesta de colesterol y otro tipo de células, se adhiere a las paredes del conducto, creciendo poco a poco, hasta obstruir el ingreso de sangre y oxígeno al miocardio. De modo que el infarto puede ocurrir en cualquier momento y sin previo aviso.
Por lo general, un ataque al corazón puede ocurrir cuando se está descansando o al dormir, posterior a una actividad física excesiva, o también como consecuencia una situación estresante o choque emociona súbito.
No obstante, es bueno aclarar que muchos factores de riesgo que generan acumulación de colesterol en las arterias, como el sobrepeso, la obesidad, un estilo de vida sedentario y la alimentación desbalanceada y con exceso de grasas.
Aunque se han presentado casos de infartos asintomáticos o “ataques silenciosos”, que ocurren sin que la persona tenga una señal de lo que está pasando en su corazón, en muchos otros casos, se presentan síntomas muy evidentes que pueden ayudar para una reacción más rápida y lograr que la persona reciba atención médica.
Síntomas de un ataque cardíaco
De acuerdo con el portal especializado medineplus, “el dolor torácico es el síntoma más común de un ataque cardíaco”.
Otros síntomas, que se pueden presentar de forma individual o combinada, son sentir dolor solo en una parte del cuerpo, o también un dolor que se va irradiando desde el pecho, luego a los brazos, en la mayoría de casos al brazo izquierdo, y luego pasa a hombro, el cuello, los dientes, la mandíbula, el abdomen o la espalda.
Estos dolores pueden ser leves o intensos, pueden sentirse como una cinta apretada en pecho, o una presión aplastante. Su duración puede sobrepasar los 20 minutos, por lo que es de vital importancia acudir con un médico cuando ocurra.
Debe tenerse en cuenta que los síntomas pueden ser esporádicos, pueden aparecer y volver luego, por lo que la recomendación es que al identificarlos se consulte con un especialista para realizar exámenes médicos y un diagnóstico temprano, en tal caso de que si descubren una enfermedad cardíaca se pueda recibir tratamiento.
Otros síntomas que se han reportado son: ansiedad, tos, desmayos, mareo, vértigo, náuseas y vómitos, palpitaciones en el pecho, dificultad para respirar y sudoración excesiva.