Mantener una buena salud sexual es esencial para disfrutar de relaciones satisfactorias y plenas en el futuro. Después de tener relaciones sexuales, hay tres hábitos simples que pueden ayudar a cuidar y mantener la salud sexual, según los consejos de especialistas en el campo.

El primer hábito recomendado es orinar después del sexo. Esta práctica ayuda a prevenir infecciones del tracto urinario al “enjuagar” las bacterias de E. Coli que pueden haber llegado hasta la uretra durante el acto sexual.

Si bien no es necesario ir al baño inmediatamente después de la relación sexual, los expertos sugieren esperar unos 20 minutos. La cercanía del ano con la vagina hace que las mujeres sean más propensas a infecciones del tracto urinario, y orinar después de la intimidad puede ayudar a evitar que las bacterias se propaguen a la vejiga, lo que podría causar infecciones urinarias.

Según Ignacio Moncada, jefe de Urología y de la Unidad del Varón del Hospital Universitario Sanitas La Zarzuela, lavar el área genital con agua y un jabón neutro es esencial para evitar irritaciones y molestias.

Se recomienda usar jabón neutro en la ducha posterior a la relación. | Foto: Vladdeep/iStockphoto/Getty Images

Al tener en cuenta que el área genital es especialmente sensible, es crucial emplear productos adecuados que no irriten ni dañen el aparato genital tanto en hombres como en mujeres. Para lograr una higiene óptima, es recomendable utilizar un jabón específico para el área genital con agua templada.

Se recomienda tomar el baño mínimo 10 minutos después de acabar la relación.

El segundo hábito es recapitular lo sucedido durante el encuentro sexual y compartirlo con la pareja. Esta reflexión puede ayudar a conocerse mejor en el aspecto sexual y mejorar la satisfacción en futuras relaciones. Si el encuentro fue placentero, es recomendable hablar sobre lo que gustó a ambos mientras el recuerdo está fresco.

El tercer hábito es tomar nota de cualquier malestar experimentado durante o después de la relación. Sentir un pequeño dolor ocasional puede ser normal debido a la falta de lubricación o un espasmo muscular, pero si los dolores son recurrentes, es importante consultar a un médico. Podría tratarse de vaginismo (si es dolor vaginal) o de otras dolencias más serias como quistes ováricos, fibromas, endometriosis o incluso cánceres ginecológicos. No ignorar estos malestares y buscar atención médica adecuada es esencial para mantener una buena salud sexual.

Una infección vaginal produce dolor y picazón. | Foto: Getty Images

Si está perdiendo interés en el sexo, puede ser por esta razón

La asexualidad es una orientación sexual que se caracteriza por la falta de deseo o interés sexual hacia cualquier persona, ha ganado relevancia en las nuevas generaciones. Aunque aún no existen datos precisos sobre su prevalencia, se estima que cerca del 1 % de las personas en el mundo se identifican como asexuales.

Esta identidad sexual ha sido subrepresentada y mal comprendida, lo que dificulta la recopilación de estadísticas precisas. Muchas personas asexuales pueden tardar en reconocerse como tal debido a la falta de información, el tabú o la vergüenza asociados con esta orientación.

Las parejas asexuales a menudo desarrollan una comunicación abierta y sincera sobre sus necesidades, deseos y límites. | Foto: El País

En plataformas como TikTok, los videos relacionados con la asexualidad han alcanzado un gran número de visualizaciones. Personas como Bunny Gabs, una tiktoker colombiana, han compartido sus experiencias personales sobre la asexualidad, destacando cómo la falta de comprensión en torno al tema puede generar confusión y sufrimiento emocional.

La asexualidad puede tener diversas causas, como bajos niveles de hormonas sexuales o experiencias traumáticas relacionadas. No obstante, algunos asexuales pueden experimentar formas de atracción romántica, estética o sensual, que no necesariamente involucran el deseo de tener relaciones sexuales.

Es importante aclarar que la asexualidad no debe confundirse con una disfunción sexual, y no implica una carencia o un problema de salud. Ser asexual es una orientación válida y legítima, y la comunidad está buscando mayor visibilidad y aceptación en todo el mundo.

El origen de la asexualidad es complejo y ha sido objeto de estudio desde la década de 1950, cuando se introdujo por primera vez con la escala de Kinsey. Aunque aún hay mucho por aprender sobre esta orientación sexual, es esencial seguir promoviendo la comprensión y el respeto hacia todas las formas de diversidad sexual.