Los trabajadores, de manera general, se encuentran expuestos a una serie de factores de riesgo que pueden afectar su salud mental y bienestar. Ante esta situación, la Organización Mundial de la Salud (OMS) reveló que enfermedades como ansiedad y depresión presentaron un aumento de alrededor del 25 % durante la pandemia de la covid-19.
Entre tanto, en Colombia hubo un incremento significativo de los problemas de salud mental en la población (44.7 %) tras la pandemia y la depresión se convirtió en la segunda causa de carga de enfermedad, de acuerdo con información suministrada por el Ministerio de Salud.
Con ese panorama, Johanna Ospino Rivera, docente del programa de especialización en Seguridad y Salud en el Trabajo de la Fundación Universitaria del Areandina, dijo que cuando se cuenta con una buena salud mental se tiene la capacidad para enfrentar los desafíos que se presentan en los diferentes estadios de la vida.
“Diversos estudios han demostrado que un trabajador con una enfermedad mental evidencia graves dificultades en su productividad y desempeño laboral, generando ausentismo, presentismo y discapacidad en su puesto de trabajo. Bajo este panorama, se revela una imperante necesidad de evaluar y gestionar los factores de riesgo psicosociales que afectan a los trabajadores”, indicó la académica.
Salud en las organizaciones
Por su parte, Nury Marcela Primiciero, también docente del mismo programa del centro educativo, aseguró que la salud mental debe considerarse como una ventaja estratégica dentro de las empresas, y que, a través de acciones específicas, puede gestionar la salud y seguridad de los trabajadores desde un enfoque psicosocial.
“El abordaje de los factores psicosociales en los lugares de trabajo representa un desafío, porque si bien la pandemia dejó secuelas significativas, hoy existen otras amenazas contra la salud mental, como la desigualdad, conflictos prolongados, recesiones económicas, polarización social, violencia, emergencias humanitarias generalizadas y el cambio climático”, manifestó la profesora Primiciero.
La docente también reconoció que aún se enfrentan muchos retos y desafíos con relación al tema, por lo que se hace necesario el fortalecimiento de políticas direccionadas a la gestión de riesgos psicosociales que vayan más allá de la medición del riesgo, donde la salud mental debe ser vista como un compromiso institucional.
Abordar con enfoque
Las académicas también expresaron que, así como lo plantea la OMS, se deben trabajar tres enfoques para la gestión de la salud mental en el trabajo:
- Proteger la salud mental reduciendo los factores de riesgo relacionados con el trabajo.
- Promover la salud mental desarrollando los aspectos positivos del trabajo y las fortalezas de los empleados.
- Abordar problemas de salud mental independientemente de la causa.
“Un ambiente laboral sano y seguro puede mejorar la calidad de vida de los colaboradores, reducir las tasas de ausentismo laboral, la rotación de personal, aumentar la productividad y la rentabilidad de las organizaciones, así como una mejora significativa por parte de los empleados frente a la percepción del riesgo”, concluyó Ospino.
¿Por qué en Colombia la gente no consulta al médico cuando tienen estrés laboral?
“Cuando nuestro cuerpo se enferma, todos sabemos que debemos cuidarnos y seguir un tratamiento para recuperar la salud, explica la doctora Bernal; “pero tendemos a pensar que una enfermedad mental es definitiva, que es un punto sin retorno, por eso intentamos ocultarnos y evitar el diagnóstico”, explicó.
En Colombia, aunque el estrés laboral afecta por igual a hombres y mujeres, el paciente promedio que consulta un problema de salud mental es mujer y tiene entre 30 y 50 años.
“Existe una mayor exigencia social sobre los hombres en el sentido de que se espera que sean más autosuficientes y que tengan mayor aguante ante la adversidad, lo que hace que sean más reacios a pedir ayuda médica”, finalizó la psiquiatra, quien añade que, en consecuencia, cuando el hombre consulta suele llegar con síntomas mucho más avanzados que las mujeres.