En el marco del congreso anual de la Asociación Americana de Nutrición, Nutrition 2023, se presentó un revelador estudio que sugiere que incorporar aceite en la dieta puede reducir significativamente el riesgo de morir a causa de demencia.
Este estudio, llevado a cabo con datos de más de 90.000 personas, es el primero en investigar la relación entre la dieta y la muerte relacionada con estas enfermedades neurológicas, proporcionando nuevas esperanzas para combatir el creciente número de diagnósticos de demencia en muchos países.
Pero no se trata de cualquier aceite...
El Alzheimer y otras formas de demencia afectan a millones de personas en todo el mundo, con una prevalencia alarmante en países como Estados Unidos y España. Estas enfermedades, que afectan las funciones cognitivas y la memoria, tienen un impacto devastador en la calidad de vida de los pacientes y sus familias.
Por ello, este estudio se convierte en un valioso aporte para la comunidad científica y la sociedad en general. Se trata del aceite de oliva, el cual se obtiene del fruto del olivo (Olea europaea), denominado oliva o aceituna. Es de anotar que casi la tercera parte de la pulpa de la aceituna es aceite. Por esta razón, desde la Antigüedad se ha extraído fácilmente con una simple presión ejercida por una prensa o un molino.
Los resultados del estudio son concluyentes: las personas que consumen más de media cucharada de aceite de oliva al día tienen un 28% menos de riesgo de morir por demencia en comparación con aquellas que rara vez o nunca incluyen este tipo de aceite en su dieta.
Incluso, los expertos afirman que reemplazar una pequeña porción de grasas procesadas, como margarina y mayonesa comercial, por la misma cantidad de aceite de oliva se asocia con una reducción del 8 al 14% en el riesgo de fallecer por demencia, a la vez que se reducen los riesgos de afectar el bienestar del cerebro.
La Dra. Anne-Julie Tessier, becaria posdoctoral en la Escuela de Salud Pública de Harvard T.H. Chan, resaltó la importancia de incorporar aceite de oliva en lugar de grasas animales o procesadas, ya que esta elección alimenticia no solo respalda la salud del corazón, como se conocía anteriormente, sino que también puede tener efectos beneficiosos en la salud del cerebro.
Tessier planteó la posibilidad de que ciertos compuestos antioxidantes presentes en el aceite de oliva puedan cruzar la barrera hematoencefálica, ejerciendo un efecto directo en el cerebro. Además, el aceite de oliva podría mejorar la salud cardiovascular, lo que, a su vez, beneficia el funcionamiento cerebral.
No obstante, la investigadora advirtió que el estudio es de naturaleza observacional y no puede establecer una relación causal entre el aceite de oliva y la reducción del riesgo de demencia. Por lo tanto, se requieren ensayos controlados aleatorios y estudios adicionales para confirmar los efectos y determinar la cantidad óptima de aceite de oliva que debería consumirse para obtener estos beneficios.
En todo caso, este estudio respalda las recomendaciones dietéticas existentes, que sugieren la inclusión de aceites vegetales como el aceite de oliva en la alimentación. Además de sus potenciales beneficios para la salud cerebral, estudios previos ya han vinculado una mayor ingesta de aceite de oliva con un menor riesgo de enfermedad cardiovascular.
Cabe destacar que la dieta mediterránea, que incluye aceite de oliva como parte fundamental, ha sido relacionada de forma milenaria con la protección del cerebro contra el deterioro cognitivo.
Es así como el aceite de oliva se posiciona como un valioso aliado en la lucha contra la demencia, ofreciendo la esperanza de que, junto con otros factores de estilo de vida saludable, pueda contribuir a prevenir o retrasar la progresión de estas enfermedades devastadoras.