Cremona es una ciudad de Italia más pequeña que el municipio de Jamundí, donde durante la crisis por el Covid 19 perdieron la vida más de 1000 personas. En esta población, ubicada en el corazón de la zona coronavirus en Italia trabaja el doctor Maurizio Marvisi, neumólogo, internista y científico, director del Departamento Médico del Istituto Figlie di San Camillo, clínica que durante la crisis fue un punto de apoyo importante a donde llegaron centenares de enfermos. El doctor Marvisi le contó a El País su dura experiencia durante la pandemia.
¿Nárrenos un poco cómo fue la experiencia que vivieron los médicos italianos durante la crisis?
Fue dramático, porque no estábamos preparados y no teníamos información. Las noticias que teníamos era que se trataba de un virus parecido a una ‘simple influenza’. Así era descrito en prestigiosas revistas médicas.
Los colegas chinos nos entregaron información científica a finales de marzo, mientras los pacientes empezaron a llegar a la clínica en enero. Por esto tratamos nuestros pacientes de manera empírica. Llegaban centenares, muchos de ellos parecían estables, pero nadie nos había dicho que el virus era tan agresivo y los pacientes podían empeorar de manera repentina.
¿Por qué hubo tantos muertos en Italia -35.000 fallecidos-?
Hubo muchos problemas con la asistencia médica domiciliaria. Italia tiene un alto índice de personas de la tercera edad que fueron las más afectadas. Muchas de estas personas cuando llamaban al 118 (línea de urgencias) ya estaban muy mal y eran para intubar con una saturación del oxígeno muy baja. Al inicio los pacientes empezaron a llegar donde los médicos de familia, médicos que no tenían información y ningún tipo de protección. No usaban siquiera mascarilla. 172 médicos murieron. La experiencia del norte de Italia fue muy dura. Las salas de cuidados intensivos estaban llenas completamente. Hubo colegas que tuvieron que tomar decisiones muy difíciles para salvar a otras personas que tenían mayores probabilidades de salvarse.
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¿Qué tratamiento médico recibieron estas personas?
No sabíamos cómo tratar a estos pacientes. Aprendimos durante la crisis. Empezamos utilizando un abanico de principios activos, de los que conocíamos parcialmente la eficacia pero no conocíamos los efectos colaterales. Usamos la Hidroxicloroquina asociada a un antibiótico llamado Azitromicina, tuvimos que suspender el uso, porque los efectos colaterales son alarmantes. Fue demostrado que producían arritmia y muerte cardiovascular. Por fortuna no tuvimos problemas con esta terapia con nuestros pacientes. A inicio también usamos fármacos que se utilizaban para el VIH - Sida, que tampoco funcionaron.
En WhatsApp se ha hecho viral una noticia que dice que “Italia encontró la cura para el coronavirus después de realizar un gran número de autopsias”. ¿Usted qué nos puede decir al respecto?
Esta es una noticia falsa, una Fake News, efectivamente algunas autopsias se hicieron no tanto en Italia sino en China y en los Estados Unidos. Nos dimos cuenta que los pacientes muertos de Covid - 19 tenían diferentes complicaciones trombóticas vasculares difundidas, sobretodo en las coronarias del cerebro, de los riñones etc. Lo que causaba la muerte era una trombosis generalizada.
Actualmente ¿qué tratamiento está comprobado que funciona?
Los pacientes en un estado grave están siendo tratados con antivirales. Nos dimos cuenta que los retrovirales que se usan para el HIV no funcionan, hemos tenido buenos resultados con el Remdesevir, mientras las formas graves van tratadas con corticoesteroides, sobretodo con el Desametasone que tiene un bajo costo y reduce la duración de la enfermedad y el riesgo de intubación. Tuvimos también buenos resultados con el Tocilizumab que también reduce el riesgo de insuficiencia respiratoria grave.
La OMS ha sido criticada por el modo en el que operaron al inicio de la pandemia. ¿Los protocolos fueron suficientes?
En la fase inicial había muy poca información, creo que ellos tenían la misma información que nosotros, por eso no les culp0. Era un continuo Work in progress- trabajo en progreso-. Al inicio nos dijeron qué tipo de mascarilla debíamos usar, pero después se dieron cuenta que se necesitaba una protección mayor. Supimos cómo vestirnos cuando llegó el tsunami de enfermos.
¿Cómo se organizaron para atender a tantos pacientes y qué pasó con los pacientes que estaban hospitalizados?
Hubo una gran flexibilidad. Cancelamos todos las intervenciones quirúrgicas y los casos graves fueron remitidos a otros hospitales que asignaba la región. Muchos enfermos fueron trasladados a una zona no utilizada de la clínica por un periodo de tiempo y después dados de alta. Médicos de todas las especialidades que trabajaban en diferentes áreas de la clínica se convirtieron en internistas para ayudarnos. Gracias a ellos nosotros pudimos hacer nuestro trabajo.
En un periodo tan complicado, nacen muchas medicinas “milagrosas”, ¿qué piensa al respecto?
Muchos colegas en buena fe, cuando tenían buenos resultados salían ante los medios de comunicación a hablar de las terapias que les funcionaban. El problema es que estas curas no tenían bases científicas y en muchos casos causaron daño, porque no eran las adecuadas. Fue un periodo en el que desafortunadamente retrocedimos trecientos años.
Un consejo para sus colegas colombianos...
La importancia del distanciamiento social, el uso de mascarillas y desinfección de las manos. Desde el punto de vista clínico el monitoreo de los pacientes ancianos con comorbilidades -dos o más trastornos en la misma persona-, que pueden ir hacia un rápido empeoramiento de sus condiciones.
Para terminar, a nivel personal ¿qué le deja esta experiencia?
Nos hizo entender la fragilidad de nuestro conocimiento científico y nos hizo recordar la solidaridad humana, que por lo general se ve solo en los periodos de guerra.