El tipo de sangre de una persona está generalmente relacionado con sus probabilidades de sufrir una enfermedad temprana. Puede ser asimismo un factor de riesgo a la hora de afrontar un traumatismo severo. Mientras que en los casos más conocidos, a las personas con grupo sanguíneo tipo A se les señala como las más vulnerables, en caso de un accidente grave, están quienes tienen tipo O.
Los 4 tipos de sangre principales son: A, B, AB, y O. Además, conocida como sangre dorada, el grupo Rh nulo, es el tipo de sangre más raro, está presente en solo 43 personas en todo el mundo.
Cabe mencionar que el grupo sanguíneo categoriza la sangre en función de la presencia o ausencia de antígenos, es decir, las proteínas en glóbulos rojo, y del factor Rhesus, que clasifica en Rh positivo (+), o Rh negativo (-) si no se tiene.
Según el tipo de antígeno, esta se clasificará como tipo A, B, AB o tipo O. “Cuando los antígenos entran en contacto con sustancias que no son familiares para tu cuerpo, como ciertas bacterias, desencadenan una respuesta de tu sistema inmunológico”, explicó Douglas Guggenheim, médico de Penn Medicine especializado en oncología hematología.
Por ello, al recibir una transfusión de un grupo sanguíneo diferente, tus glóbulos actúan pudiendo causar complicaciones potencialmente mortales, lo que hace necesario conocer el tipo de sangre de una persona antes intervención médica. También puede influir en el riesgo de ciertas enfermedades.
Estas variaciones en la secuencia de la proteína entre individuos no solo determinan el grupo sanguíneo. Asimismo podrían tener un impacto en la salud. Por ejemplo, se ha asociado con un mayor riesgo de enfermedad de las arterias coronarias.
Dicho proceso se atribuye a un gen llamado gen ABO, que de forma muy simplista podría decirse que está presente en personas con tipos de sangre A, B o AB, pero no en el tipo 0.
Este gen también podría desempeñar un papel en la aparición del cáncer. Este gen se ha relacionado con tipos de cáncer, incluidos los de pulmón, mama, colorrectal, próstata, y cuello uterino.
Un análisis de estudios observacionales analizó datos relativos a 100.554 casos extraídos de un total de 89 investigaciones. Los resultados pusieron de manifiesto que el grupo sanguíneo A se asocia con un mayor riesgo de cáncer mientras que el tipo 0 se vincula con una disminución de este.
“Esta correlación se ha estudiado durante más de 60 años y, aunque la investigación continúa mostrando una asociación, no existe una explicación definitiva de por qué el gen ABO puede aumentar el riesgo de algunos tipos de cáncer”, sostienen desde Penn Medicine.
El papel del gen ABO en el cáncer gástrico se sugirió inicialmente hace más de 60 años, con la observación clínica de que los pacientes con este tumor tenían más probabilidades de tener el grupo sanguíneo A que los controles.
Desde entonces numerosas investigaciones han apuntado a resultados similares. En comparación con el grupo sanguíneo 0, tanto el tipo A como el AB se asocian con un mayor riesgo de cáncer estomacal. Así lo evidenció un estudio de 2019 que determinó el genotipo ABO en 4.932 casos de cáncer gástrico y 6.158 controles de ascendencia china.
Por otra parte, en el cáncer de páncreas, aquellas personas con sangre del tipo A tenían un 32% más de posibilidades de padecerlo, los del tipo AB tenían un 51% más y los del tipo B tenían un 72 % más de posibilidades en comparación con el tipo O.
Asimismo, las mujeres caucásicas con sangre tipo A pueden tener un mayor riesgo de cáncer de mama que otras caucásicas, encontró un análisis que incluyó 9.665 pacientes con cáncer de mama y 244.768 controles realizado en 2013.