La presión arterial alta o hipertensión es una enfermedad grave que suele denominarse la “asesina silenciosa”. Un nivel alto de presión arterial puede causar enfermedades riesgosas como problemas en los riñones, accidentes cerebrovasculares, insuficiencia cardíaca, ceguera e infartos, y en los peores casos, la muerte.
De acuerdo con el portal de la Administración de Medicamentos y Alimentos de Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés), cualquier persona puede tener la presión arterial alta. Sin embargo, algunas personas son más propensas a sufrir esta enfermedad:
- Personas mayores de 55 años de edad.
- Personas con antecedentes familiares de presión arterial alta.
Además, existen otros factores de riesgo que pueden elevar las posibilidades de que la presión arterial se dispare:
- Exceso de peso.
- Consumo de alimentos con mucha sal.
- No realizar actividad física de forma habitual.
- Fumar
- Beber alcohol sin moderación.
La hipertensión es denominada una “enfermedad silenciosa” porque la mayoría de pacientes no manifiestan síntomas al principio. De ahí la importancia de los chequeos médicos para revisar cómo se encuentra la presión arterial.
¿Cómo se mide la presión arterial?
Cuando el médico le toma la presión arterial, le menciona dos cifras, como por ejemplo 120/80. Ambas son importantes, pues el primero corresponde a la presión cuando el corazón late (presión sistólica) y el segundo número es la presión cuando su corazón se relaja (presión diastólica).
La presión arterial sube y baja durante el día, dependiendo de la actividad del cuerpo. Los aumentos leves en la presión arterial son normales, pero cuanto más elevada sea la presión arterial, mayor será el riesgo para su salud.
Tenga en cuenta que hay medicamentos que pueden tomarse a diario para controlar la presión arterial alta. Sin embargo, solo un médico puede indicarle si usted necesita este tipo de tratamiento.
¿Cómo controlar la presión arterial?
- Busque realizarse mediciones frecuentes de la presión arterial.
- Tome su medicamento para la hipertensión todos los días si es necesario.
- Practique ejercicio con frecuencia.
- Coma alimentos con bajo contenido de sal.
- Mantenga un peso saludable.
- No fume.
- Beba alcohol con moderación.
- Consulte a su médico con regularidad.
Además de seguir estos hábitos, existen remedios naturales que pueden ser aliados para controlar la hipertensión. Un estudio realizado por la Universidad de Valladolid indica que el ajo, una de las plantas más usadas desde la antigüedad, tiene beneficios para la salud cardíaca, por lo que también favorece la presión arterial.
“Los efectos del ajo sobre la disminución del riesgo cardiovascular son importantes. No obstante, los estudios en humanos son escasos y todavía falta por demostrar que estos efectos disminuyan los eventos cardiovasculares, así como la cantidad necesaria de ajo para obtener estos beneficios”, señala la investigación.
¿Cómo consumir el ajo?
Un estudio realizado por de la revista Experimental and Therapeutic Medicine, explica que la alicina logra la inhibición de los receptores de angiotensina 2, sustancia responsable de disminuir el nivel de la tensión arterial.
Además, la alicina es una sustancia medicinal presente en el ajo, por lo que esta planta se recomienda para cuidar el corazón. Teniendo en cuenta que el exceso de sodio afecta a los pacientes hipertensos, una gran alternativa es sustituir la sal por la sal de ajo, ingrediente que puede prepararse de forma natural en el hogar.
Según el blog Mejor con Salud, para hacer esta sal necesitará seis ajos y dos cucharadas de aceite de oliva virgen extra, equivalentes a 60 mililitros. Estos son los pasos a seguir para esta receta:
- Lo primero es quitar la piel de los ajos y sofreírlos en una sartén junto con el aceite de oliva. Una vez los ajos se vean dorados, apague el fuego.
- Después, puede colocarlos en un recipiente de cristal separados del aceite de oliva para que no absorban la humedad y sigan crujientes. Para aderezar las comidas, deben rallarse justo antes de agregar a la preparación.