Un estudio científico revela cuál sería la clave para reducir los niveles altos de presión arterial, factor de riesgo relacionado directamente con las enfermedades cardiovasculares. Según los investigadores de la Escuela de Medicina de Warwick, modificar algunos patrones en los hábitos alimenticios sería favorable para regular la presión arterial, así como el riesgo de desarrollar enfermedades cardiacas y accidentes cardiovasculares.

Cada año, alrededor de 5 millones de muertes podrían prevenirse si se incluye una dieta rica en alimentos como granos integrales, nueces, frutas, verduras y semillas, incluso si también se agrega a la dieta pequeñas cantidades de productos lácteos y cárnicos.

En el estudio, el equipo comparó siete dietas alimenticias distintas que se basan principalmente en el consumo de alimentos de origen vegetal, entre estas, la dieta mediterránea, la nórdica, DASH, vegetariana, rica en fibra, vegana, ricas en frutas y verduras.

El estudio científico arrojó resultados sobre la efectividad de siete dietas en el control de los niveles altos de presión arterial.

Los líderes de la investigación de Warwick encontraron que llevar una dieta con mayores cantidades de alimentos de origen vegetal y menores porciones de lácteos y cárnicos sí permite reducir la presión arterial, a pesar de no estar libres de cualquier producto animal como sí sucede con las dietas vegetarianas estrictas.

Para llegar a esta conclusión, Joshua Gibbs, primer autor del estudio, señala que revisaron 41 estudios (con 8,416 participantes) sobre la presión arterial en ensayos clínicos controlados, que demostraron que la mayoría de estas dietas redujeron la presión arterial.

Según la Escuela de Warwick, un mayor consumo de dietas basadas en plantas permitiría disminuir los niveles de la presión arterial y, a su vez, daría como resultado una reducción del 14% en accidentes cerebrovasculares, del 9% en ataques cardíacos y del 7% en la mortalidad general.

La alta presión arterial es un factor de riesgo en accidentes cardiovasculares.

Así, para mejorar la presión arterial no sería necesario restringir por completo el consumo de productos de origen animal, sino que sería suficiente con consumir pequeñas cantidades y llevar una dieta con mayor aporte de vegetales.

Dieta DASH sería la más efectiva

La Escuela de Warwick indica que la dieta DASH fue la que tuvo el mayor efecto en la reducción de la presión arterial en comparación con una dieta de control y con una dieta habitual. Esta dieta se caracteriza por ser baja en sal y alta en frutas, vegetales, granos integrales, lácteos bajos en grasas y proteínas magras.

DASH corresponde a las siglas en inglés de Enfoques Alimentarios para Detener la Hipertensión (Dietary Approaches to Stop Hypertension) y se creó originalmente para ayudar a reducir la presión arterial alta.

Precisamente, el portal especializado medlineplus indica que “la dieta DASH puede ayudar a bajar la presión arterial alta, el colesterol y otras grasas en la sangre. También puede reducir el riesgo de ataque cardíaco y accidente cerebrovascular y ayuda a bajar de peso”.

Esta dieta busca reducir la presión arterial alta al limitar la ingesta de sodio a 2300 miligramos al día. Además, incorpora una amplia variedad de alimentos nutritivos que contienen potasio, calcio y magnesio, que pueden ser beneficiosos para disminuir la presión arterial en algunos casos.

La persona que sigue este tipo de dieta debe consumir muchas verduras y frutas y productos lácteos sin grasa o bajos en grasa. También incluye en la alimentación diaria granos enteros, legumbres, semillas, nueces y aceites vegetales.

La dieta DASH es baja en sodio y alta en verduras y frutas. | Foto: Getty Images

Pescado, aves y carnes magras, así como la reducción de la sal, las carnes rojas, los dulces y las bebidas azucaradas y la disminución del consumo de bebidas alcohólicas. Para complementar esta dieta, también es esencial que la persona realice por lo menos 30 minutos de ejercicio de intensidad moderada casi todos los días de la semana.

Estos ejercicios incluyen caminata rápida y montar en bicicleta que sumen al menos dos horas y media de actividad física semanalmente.