El Alzheimer es una enfermedad degenerativa que afecta aproximadamente al 10 % de las personas mayores de 65 años. Esta enfermedad produce destrucción de las células del cerebro y las conexiones neuronales, por lo que provoca problemas en la memoria, la capacidad de pensar, la habilidad de llevar a cabo tareas y la manera de comportarse.
La gravedad de esta patología es variable, pero en su etapa más grave, el paciente pasa a depender completamente de otras personas para las actividades básicas de la vida diaria. Al igual que otras demencias, esta enfermedad puede producir problemas en la visión, pues el cerebro y los ojos están estrechamente relacionados.
Diversas investigaciones demostrarían que algunas enfermedades oculares pueden ser indicio de la aparición de este tipo de demencia degenerativa. La razón principal de estos estudios parte de una certeza que pocos conocen: la retina y el nervio óptico son una extensión directa del cerebro.
Según explica el blog de Clínica Baveria, el nervio óptico conecta directamente el sistema visual con la parte posterior del cerebro (corteza visual). Por eso, el cerebro es el encargado de captar y procesar la información visual que recibe de los ojos a través del nervio óptico.
Por eso, los expertos creen que las lesiones en el cerebro provocadas por la enfermedad de Alzheimer, que también afectan a la corteza visual, se manifiestan en determinadas partes del sistema visual.
- Se produce un depósito de una proteína conocida como ß-amiloide en la retina. La formación de estas placas de ß-amiloide en la sustancia gris del cerebro está estrechamente relacionada con la enfermedad de Alzheimer. Estas placas impiden una correcta conexión entre las neuronas y provocan su degeneración.
- Reducción del número de células ganglionares en la retina.
- Adelgazamiento de la capa de fibras nerviosas retinianas peripapilares.
- Disminución de la vascularización retiniana y de la coroides.
- Palidez del disco óptico.
- Reducción de axones en el nervio óptico.
Aunque aún no se ha determinado si existe una relación directa entre los problemas visuales y la enfermedad de Alzheimer, sí se han probado algunos cambios en la visión que pueden sufrir las personas que padecen este tipo de demencia.
Disminución de la agudeza visual
La enfermedad de Alzheimer se puede asociar a la denominada atrofia cortical posterior, un síndrome degenerativo que afecta al cerebro y al nervio óptico y provoca disminución progresiva de la visión, dificultad para leer y problemas para calcular distancias, reconocer objetos y caras familiares.
Movimientos oculares anómalos y problemas de fijación
Esta deficiencia motora ocular puede ser una característica temprana de la enfermedad de Alzheimer y se manifiesta antes de la aparición de otros síntomas como la reducción de la velocidad del movimiento ocular, tiempos de reacción más lentos y dificultad para mantener la fijación en objetivos inmóviles y en movimiento.
Variaciones en la sensibilidad al contraste
Estos cambios en la sensibilidad al contraste se manifiesta en personas en las que la enfermedad de Alzheimer está avanzada, incluso si mantienen una buena agudeza visual, y provocan dificultad para la identificación de las imágenes.
Defectos del campo visual
Estos defectos estarían causados por las acumulaciones de ß-amiloide y son mayores, según el nivel de demencia del paciente. Aunque son más evidentes en el campo visual inferior, estos problemas parecen afectar incluso todo el campo visual.
Visión de la profundidad y el movimiento reducida
Según los expertos, entre el 40% y el 50% de los pacientes con enfermedad de Alzheimer muestran déficits de la percepción visoespacial.
Cambios en la respuesta pupilar
Los informes de pacientes con enfermedad de Alzheimer indican un reflejo pupilar anormal a la luz y al reflejo oscuro que empeora a medida que avanza la demencia.
Alucinaciones
El 20% de los pacientes con enfermedad de Alzheimer experimentan alucinaciones visuales, especialmente aquellos con problemas de visión y deterioro cognitivo más severo.