El cáncer de páncreas es uno de los más silenciosos, agresivos y de los que se extiende rápidamente.
El problema es que solo un 20% de personas son diagnosticadas en estadios tempranos, por lo que de no poderse extirpar se puede recurrir a otros tratamientos, aunque aquí fluye otro inconveniente más: su resistencia a la quimioterapia.
Luego del diagnóstico, la tasa de supervivencia es relativa a los 5 años, es decir que el porcentaje de los pacientes que seguirán vivos pasado ese tiempo, es el más bajo.
Cabe mencionar que hay casos que incluso están relacionados con antecedentes familiares, por mutaciones genéticas, en la que se encuentran la mutación genética BRCA2 o el síndrome de Lynch.
Pero identificar de manera temprana este cáncer no es difícil, pues solo requiere estar atento a los síntomas que se pueden estar presentando. Eso sí tenga presente que estos padecimientos pueden ser muy comunes o leves, lo que podría generar que pasen desapercibidos.
Hay síntomas propios del cáncer de páncreas como las nauseas o vómitos, las alteraciones en los hábitos intestinales y hasta la pérdida de peso sin explicación.
La ictericia, que es cuando la piel o el blanco de los ojos se torna de color amarillento, así como las heces de color más claro, orina más oscura o el presentar diabetes de repente, son algunas de las señales que no debe pasar por alto. Si presenta algunos de los síntomas, lo recomendable es acudir de inmediato al médico y no dejar que el tiempo empiece avanzar.