La endometriosis es una enfermedad que afecta aproximadamente a 190 millones de mujeres y niñas en edad reproductiva en todo el mundo, según estimaciones de la Organización Mundial de la Salud.
En estos casos, en la parte exterior del útero, crece un tejido similar a la mucosa interior del útero, lo que puede ocasionar dolor intenso en la pelvis. Esta enfermedad puede aparecer en mujeres en edad reproductiva, es decir, desde la primera menstruación y hasta la menopausia.
El tejido que se forma en la parte externa del útero provoca una inflamación y la aparición de tejido cicatricial en la pelvis. Aunque no hay un tratamiento para curar la endometriosis, algunos medicamentos alivian los síntomas y en otros casos es necesario realizar una operación quirúrgica.
La endometriosis provoca una reacción inflamatoria crónica que puede dar lugar a la formación de tejido cicatricial (adherencias, fibrosis) dentro de la pelvis y en otras partes del cuerpo. Estos son algunos de los tipos de lesiones que pueden aparecer:
- Endometriosis quística de ovario (endometrioma), ubicada en los ovarios.
- Endometriosis profunda, ubicada en el tabique recto vaginal, la vejiga y el intestino.
- En casos muy poco frecuentes, también se han hallado lesiones de endometriosis fuera de la pelvis.
Esta enfermedad causa un dolor intenso en la pelvis, sobre todo durante la menstruación y en otros casos puede producir dolor durante las relaciones sexuales. Otras pacientes también tienen dificultad para quedar en embarazo.
Aunque en algunos casos no causa síntomas, la endometriosis puede provocar dolor en la pelvis. Estos dolores pueden ser más intensos:
- Durante la menstruación
- Durante y después de las relaciones sexuales
- Al orinar y defecar
En algunos casos, también causa:
- Dolor pélvico crónico
- Hemorragia intensa durante la menstruación o entre menstruaciones
- Dificultad para quedar embarazada
- Gases o náuseas
- Cansancio
- Depresión o ansiedad
Los síntomas de la endometriosis son diversos, lo que dificulta el diagnóstico profesional de esta enfermedad. Para el diagnóstico, el médico puede analizar diferentes exámenes, entre ellos una ecografía que podría evidenciar quistes ováricos con un patrón específico.
De acuerdo con la Clínica Universidad de Navarra, también se realizan análisis sanguíneos, aunque no es un test que se utilice rutinariamente en el protocolo de diagnóstico.
Cuando es necesario acudir a una intervención quirúrgica, en pacientes jóvenes se puede acudir a una laparoscopia, técnica que permite observar el interior del abdomen. Y en pacientes de 45 a 50 años, explica la Clínica, es posible que se elimine ambos ovarios para evitar la degeneración maligna.