El aceite de oliva se destaca como un componente fundamental de la dieta alimenticia, razón por la que algunos expertos indican que consumirlo de forma regular puede ayudar a prevenir una serie de enfermedades crónicas y mejorar la salud en general.
Pues bien, una de las afecciones que este ingrediente promete prevenir son las cardiovasculares. Y es que el aceite de oliva virgen extra, en particular, es rico en ácidos grasos monoinsaturados, como el ácido oleico, que pueden ayudar a reducir el colesterol LDL (colesterol “malo”) y aumentar el colesterol HDL (colesterol “bueno”).
Esto contribuye a reducir el riesgo de enfermedades del corazón, como la arteriosclerosis, la hipertensión y los accidentes cerebrovasculares.
Por otra parte, el portal Saber Vivir explica que este óleo también puede resultar beneficioso para tratar la obesidad, esto debido a la oleiletanolamida, la cual “puede modificar directamente el ADN y modular el sistema inmunitario, lo que ayudaría a controlar las células relacionadas con la inflamación”.
El Cronista, de otro lado, señala que el ácido oleico, contenido en el aceite de oliva, también se reconoce como una molécula anticancerígena debido a los efectos de inhibición de dicho nutracéutico sobre la sobre expresión de oncogenes y sus efectos sobre la muerte celular programada.
Al respecto, una investigación llevada a cabo por el científico Javier Menéndez, biólogo molecular del Instituto de Investigación para la Salud Northwestern de Chicago, argumenta que el aceite de oliva virgen extra podría desempeñar un papel importante en la prevención y tratamiento del cáncer de mama.
Entretanto, el consumo de aceite de oliva también sería beneficioso para prevenir el alzhéimer, esto debido a que “el ácido oleico es un componente principal de las membranas de las células, incluidas las neuronas”.
Para aprovechar al máximo los beneficios del aceite de oliva, es recomendable optar por el aceite de oliva virgen extra, que conserva la mayoría de sus nutrientes y propiedades saludables.