El país se conmocionó esta semana al conocer el caso de un menor de 14 años de edad que presuntamente asesinó a dos personas con un arma de fuego tipo revólver en Medellín.
En el video logrado por una cámara de seguridad del sector y a partir del cual se dio a conocer el hecho, se observa cómo el menor disparó en reiteradas ocasiones contra la integridad de dos personas que se encontraban en la acera de una de las calles del barrio Santa Lucía de la capital antioqueña y cómo luego sale a correr emprendiendo su huida del lugar.
Justo después de los hechos el menor fue capturado y aprehendido por agentes de la policía, quienes tuvieron que defenderlo de algunas personas de la comunidad que querían golpearlo.
Además del asesinato de estas dos personas, un ciudadano que pasaba por el lugar resultó herido por los disparos.
Como el joven implicado ya tiene 14 años, le fue impuesta una medida de internamiento preventivo y se le acusaría de ser el presunto responsable de doble homicidio agravado, tentativa de homicidio agravado y porte ilegal de arma de fuego de defensa personal, cargos que el menor aceptó y por los que la justicia podría imputarle una condena de entre 4 y 8 años en un centro de formación.
El hecho ha abierto el debate acerca de las posibilidades de que este menor pueda cambiar o no su conducta y sobre las hipótesis psicológicas que se ciernen sobre el caso.
Gustavo Ballesteros Castañeda, médico psiquiatra, y Yully Alexandra Sánchez Parra, psicóloga y abogada de la Fundación Universitaria del Área Andina, analizan y argumentan desde posiciones distintas las posibilidades que tendría el menor de 14 años de cambiar a futuro la estructura de su personalidad.
“Es difícil porque es una persona de alto riesgo”: Gustavo Ballesteros
El médico psiquiatra Gustavo Ballesteros Castañeda, empieza su argumento aclarando que “la personalidad se empieza a desarrollar en la infancia, se organiza en la adolescencia y se consolida en la edad adulta”, pero que “cuando la estructura mental del individuo ya está organizada y se considera que es un antisocial, es muy poco lo que se pueda modificar de ella, porque ya está consolidada”.
Según el psiquiatra un adolescente con características normales, podría tener alternativas en situaciones de conductas antisociales manejables, pero “el nivel en el que está el muchacho de este caso, la carencia de culpa, por ejemplo, puede indicar que tiene unos elementos de personalidad muy estructurados”
Ballesteros asegura que el diagnóstico de conductas antisociales se debe hacer a los 15 años, pero si hay situaciones de mal comportamiento bastante sólidas antes de esta edad, es necesario hacer una evaluación.
El médico explica que es muy difícil lograr resultados con un tratamiento de la personalidad en un individuo con este tipo de características debido a factores como “la frialdad con la que realizó el hecho, que hace que se considere como un individuo bastante peligroso”.
“En estos casos es complicado hacer tratamientos porque los individuos no tienen conciencia de querer hacer un cambio. Se pueden hacer terapias conductuales, pero como ellos son carentes de normas, difícilmente se apegan a ellas”, afirma el especialista.
“Con el tiempo se pueden modificar ciertas conductas, pero hay comportamientos que no se alteran”. Una clara analogía que hace el médico psiquiatra acerca de esta apreciación es que “si alguien es de pelo rubio y se lo tintura de castaño o de cualquier cantidad de colores, al final volverá siempre a su color original” y que, así mismo, es la personalidad, explica, ya que “hay características que no son alterables”.
De acuerdo con su experiencia, piensa que “probablemente él deba estar pensando en el lío en el que se metió, pero no desde la perspectiva del arrepentimiento, sino desde la angustia de afrontar un proceso en el que va a perder la libertad”.
Hay dos elementos en la personalidad muy importantes que hay que tener en cuenta: “El temperamento, que son los elementos que heredamos de los padres en nuestra personalidad y el carácter, que se va forjando con la educación; los límites y los factores sociales, que son, al final, los que forman la estructura de la personalidad”, por eso “muchos de estos casos no son susceptibles a tratamientos”, concluye.
”Se puede hacer una intervención integral”: Yully Alexandra Sánchez
Contrario al análisis realizado por el médico Gustavo Ballesteros, la psicóloga y abogada Yully Alexandra Sánchez piensa que sí es posible que el menor que cometió este doble asesinato en Medellín pueda cambiar la estructura de su personalidad.
“Particularmente pienso que la estructura de su personalidad todavía no es sólida, sino que, más bien, se trata de una inhibición de la conducta” y que por eso “sí es posible hacer una intervención en el menor, pero de una manera integral, en la que también se tenga en cuenta su parte familiar y su contexto. Podríamos pensar que el nicho en el que él habita seguramente tiene unas situaciones culturales muy complejas que terminaron incidiendo su comportamiento”.
La psicóloga cree que se debe realizar un perfil del joven que ayude a obtener información para determinar las causas de su conducta antisocial. “Los perfiles criminales de niños nos permiten comprender dimensiones sociales, culturales y familiares. Siempre se debe tener en cuenta como punto de partida a la familia, las pautas de crianza y si existió maltrato infantil, factores que luego desencadenan en conductas agresivas”, asegura.
Dentro de su análisis coincide con Ballesteros al sostener que es “muy posible que no sienta culpa y que no sea capaz de pensar en el dolor del otro”. Sin embargo, dice, “hay autores que piensan que el desarrollo moral se va desarrollando a la par de la inteligencia y, en esa medida, el individuo es capaz de ponerse en los zapatos del otro. Seguramente por eso no sienta culpa”.
Para ella es fundamental que al menor lo ayuden “a desarrollar un proceso de conciencia moral, de reestructuración del pensamiento y consideración por los otros, y de adaptación a las normas”.
No obstante, la especialista también cree que “los centros de formación del estado apuntan a la resocialización de los menores y hay que creer en ellos”.
“Yo pienso que el individuo puede explotar todos sus potenciales a su favor” y que teniendo eso en cuenta “es posible su resocialización”, afirma la psicóloga de la Fundación Universitaria del Área Andina.
Sánchez es enfática al recalcar que “no podemos pensar que una persona que, por ejemplo, ha consumido drogas, nunca va a poder superarse, pues quien ha cometido un error lo puede subsanar”, y que en el caso de este menor se podrá ver un cambio en la medida en “que desarrolle conciencia moral acerca del daño que cometió”.
Sobre el caso
- El fiscal Nestor Humberto Martínez aseguró que el joven estaría relacionado con al menos 10 homicidios más, pero la juez del caso, Catalina Piedrahíta, manifestó que esta información no era cierta.
- En el momento en que el menor fue aprehendido por los agentes de la policía, presentó una identificación falsa que indicaba que tenía 13 años y no 14, como finalmente las autoridades pudieron confirmar.