Dormir es una de las tareas fundamentales para la función cardiovascular debido a su influencia en varios aspectos clave para este sistema en particular y la salud en general. Durante el sueño, el cuerpo realiza una serie de procesos reparadores y reguladores que son esenciales para mantener un corazón y un sistema circulatorio saludables.

Al dormir, y aún más, descansar adecuadamente, el cuerpo experimenta una disminución natural de la presión arterial. Este descenso es importante para permitir que el sistema cardiovascular descanse y recupere su equilibrio. La falta de sueño o el sueño interrumpido pueden llevar a una presión arterial más alta y aumentar el riesgo de enfermedades cardiovasculares, como la hipertensión.

Dormir es una de las actividades más necesarias para el organismo. | Foto: Getty Images

Por otra parte, el sueño profundo y reparador es esencial para la función cardíaca. Durante el sueño REM (movimiento rápido de los ojos), el corazón puede reducir su ritmo cardíaco y la presión arterial, permitiendo que el músculo cardíaco se relaje y se recupere. En su ausencia se puede presentar mayor estrés en el corazón y aumentar el riesgo de arritmias cardíacas y otros problemas.

El sueño juega también un papel importante en la regulación del metabolismo y el equilibrio energético. La falta de sueño puede afectar negativamente la sensibilidad a la insulina y el procesamiento de la glucosa, aumentando el riesgo de diabetes tipo 2 y la obesidad, ambos factores de riesgo para enfermedades cardiovasculares.

Al ser el descanso un proceso tan necesario e importante, entre otros asuntos muchas personas se preguntan cuál es la hora ideal a la que se debe dormir para prevenir complicaciones cardiovasculares, algo sobre lo que pudo dar luces una reciente investigación.

Un estudio publicado por la revista especializada European Heart Journal-Digital Health y la Universidad de Harvard, pudo demostrar que aquellas personas que se duermen entre las 10 y las 11 de la noche pueden tener menos probabilidades de padecer este tipo de enfermedades que aquellas que lo hacen antes o después.

El trabajo académico analizó más de 88.000 personas entre los 45 y 79 años a quienes les monitorearon el sueño por una semana con equipos especializados instalados en sus manos. Adicional a estos también realizaron algunos cuestionarios relacionados con sus hábitos de vida.

Dormirse entre las 10 y las 11 p.m. reduce la posibilidades de enfermades cardiovasculares, según un estudio. | Foto: Getty Images

Tras el seguimiento y el análisis de los datos entregados, se pudo identificar que había una importante diferencia entre aquellos que dormían entre las 10 y las 11 p.m., y quienes lo hacían a la medianoche, pues estos últimos podían presentar hasta un 25% más de chances de padecer enfermedades cardiovasculares. Los que lo hacían antes de las 10 p.m. tenían probabilidades del 24%.

Una de las respuestas principales a este resultado es la relación entre la melatonina y el ritmo circadiano. La melatonina es un inductor natural del sueño. A medida que se elevan los niveles de melatonina en el torrente sanguíneo, el cuerpo comienza a sentirse más relajado y somnoliento, preparándose para el descanso nocturno.

De esta manera es que ayuda a sincronizar el ritmo circadiano interno del cuerpo. Cuando se libera en momentos específicos, según la investigación entre las 10 y las 11 p.m., como respuesta a la oscuridad, ayuda a mantener de mejor manera una coherencia en la programación del sueño-vigilia.

La temperatura, el nivel de luz, el nivel de ruido o factores como el estrés y la ansiedad también hacen parte de un adecuado descanso y son factores que al final también pesan sobre la posibilidad de desarrollar enfermedades cardiovasculares. El uso de exposición a pantallas antes de dormir y el consumo de alimentos que el organismo puede transformar rápidamente en energía también dificultan la posibilidad de regular y ajustar los horarios de sueño a los momentos ideales.