El Alzheimer es una de las enfermedades neurodegenerativas más diagnosticadas en las personas mayores; son un grupo de trastornos médicos que se caracterizan por el deterioro progresivo de las funciones y estructuras de ciertos tejidos u órganos del cuerpo, generalmente debido a factores biológicos, genéticos y ambientales.
Se trata de un tipo de demencia que afecta principalmente la función cognitiva, incluyendo la memoria, el pensamiento y el comportamiento. Aunque no se comprende completamente su origen, se cree que una combinación de factores contribuyen al desarrollo de esta patología.
Cuando un paciente padece de Alzheimer, es común que presente acumulación de placas de proteína beta-amiloide en el cerebro, así como ovillos neurofibrilares compuestos de la proteína tau. Estas acumulaciones interfieren con las señales de comunicación entre las células nerviosas, lo que conduce a la disfunción y, finalmente, a la muerte celular.
A medida que la enfermedad progresa, los síntomas empeoran. Los pacientes pueden experimentar pérdida de memoria a corto plazo, dificultades para comunicarse, cambios en la personalidad y el comportamiento, confusión, dificultad para realizar tareas cotidianas y, en las etapas avanzadas, pueden perder la capacidad de cuidar de sí mismos.
Pese a que no existe una cura definitiva para combatir el Alzheimer, sí existen tratamientos que pueden ayudar a controlar los síntomas y mejorar la calidad de vida de las personas que lo padecen. La investigación sobre esta enfermedad continúa en busca de comprender mejor sus causas y desarrollar tratamientos más efectivos.
Según algunos estudios, para el caso puntual de las enfermedades neurodegenerativas, la vitamina D es una de las mejores opciones para prevenir y reforzar las deficiencias de este nutriente que, además, pueden ser consumidos en horas de la noche. Esta es una sustancia soluble en grasas que se compone de varias formas, siendo las dos más importantes la vitamina D2 (ergocalciferol) y la vitamina D3 (colecalciferol).
De acuerdo con el portal ABC de Sevilla, en “investigaciones anteriores se ha descubierto que los niveles bajos de vitamina D están relacionados con un mayor riesgo de demencia. La vitamina D interviene en la eliminación de amiloide en el cerebro, cuya acumulación es una de las características de la enfermedad de Alzheimer. Los estudios también han descubierto que la vitamina D puede ayudar a proteger el cerebro contra la acumulación de tau, otra proteína implicada en el desarrollo de la demencia”.
¿Qué alimentos contienen vitamina D?
Estos productos son la leche, los cereales fortificados, pescados grasos como la caballa, el salón, las sardinas, el atún; el huevo, especialmente su yema; el queso, el hígado de vaca.
La cantidad de vitamina D que una persona necesita al día varía según la edad: 400 unidades internacionales (UI) para los niños de hasta 12 meses, 600 UI para personas de 1 a 70 años y 800 para personas mayores de 70, de acuerdo con información de la Clínica Mayo.
Frente al consumo de vitaminas, en especial la del complejo D, muchas personas se preguntan y quieren saber cuál es la mejor hora para ingerir estos complementos.
Ante estos cuestionamientos, la doctora Joann Manson, doctora en Medicina y profesora en la Facultad de Medicina de Harvard y jefa de la División de Medicina Preventiva del Hospital Brigham and Women’s de Boston, indicó que no importa la hora del día en que se ingiera la vitamina D, lo importante es hacerlo diariamente.