Revuelo mediático causaron urgencias médicas que se conocieron durante las dos últimas semanas en Bogotá, Tumaco y Cúcuta, por la confusión en la toma de medicamentos por parte de varios pacientes, especialmente menores de edad.

El caso que terminó en tragedia y que, por ende, más conmoción causó, fue la muerte de dos hermanos de 7 y 10 años en la capital del país, cuya madre les dio a ingerir un medicamento para dolores fuertes creyendo que era un purgante, el cual le habían entregado como si fuera tal, en una farmacia de una reconocida cadena de droguerías.

Los errores en la utilización de fármacos con efectos adversos para el paciente, ya sea por la no selección prudente del medicamento, el vencimiento del mismo, la ingesta de dosis más altas de las requeridas u otra causa, no son hechos aislados y de poca monta.

Un informe del Instituto Nacional de Vigilancia de Medicamentos y Alimentos, Invima, publicado en 2014, advierte que “en los estudios relacionados con la seguridad en atención en salud tanto de carácter nacional como internacional se ha encontrado que el uso seguro de medicamentos es una de las medidas efectivas para la prevención de situaciones de riesgo para la salud humana. Adicionalmente, se ha evidenciado que la presencia de errores de medicación ocurre hasta en un 67% de las prescripciones médicas y que la administración y dispensación del medicamento se asocia a errores y riesgos para la salud”.

Asegura además el estudio que “los errores relacionados con medicamentos constituyen la principal causa de eventos adversos en los hospitales, representando un 19.4% del total de lesiones que producen discapacidad o muerte. En este contexto, se han descrito que de los eventos adversos relacionados con la medicación, un 40% estaban relacionados con la administración de medicamentos”.

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La Organización Mundial de la Salud, OMS, desde hace décadas promueve y viene insistiendo a las autoridades e instituciones de salud y a la comunidad en general tomar las medidas necesarias para evitar este tipo de situaciones.

Las consecuencias de este tipo de errores no solo ponen en riesgo la salud de las personas, pues tal como lo advierte en Cali el doctor Carlos Daniel Serrano Reyes, especialista en alergología, “tener que consultar en los hospitales por efectos adversos que sean prevenibles tiene un impacto socioeconómico importante. Eso lo deberíamos evitar al máximo con procedimientos de seguridad rigurosos. Tiene que haber una serie de filtros para evitar que esto suceda”.

De ahí que El País presente este domingo una guía de buenas prácticas para prevenir equivocaciones en la medicación, con la asesoría del jefe de la Unidad de Alergia de la Fundación Valle del Lili y coordinador del posgrado de alergología de la Universidad Icesi, el doctor, Carlos Daniel Serrano Reyes; la directora del programa de Medicina de Área Andina Valledupar, especialista en toxicología clínica de la Universidad del Rosario, Alejandra Salcedo Monsalve, y la coordinadora de Calidad y Seguridad del Paciente del Centro Médico Imbanaco, Carolina González Aragón.

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Prescripción

La prescripción debe ser legible y completa, sin errores de ortografía ni de caligrafía. Aunque la gran mayoría de fórmulas en la actualidad se elaboran en computador, aún hay lugares en el país y momentos en los que los galenos las deben hacer de su puño y letra. Por eso su caligrafía debe ser clara, que no dé lugar a que el farmaceuta, enfermera o paciente que la recibe no la entienda y se confunda.

Si la receta es hecha en computador, hay que percatarse de que la tinta de la impresora no esté baja, porque se vuelve ilegible.

La información debe ser diáfana. Que en ella esté explícita la cantidad de medicamento que se debe dispensar por parte del farmacéutico; la posología, o sea qué cantidad debe administrarse del mismo; si se debe tomar en ayunas o especificar si el tratamiento es indefinido o no y otras indicaciones a que hubiese lugar.

No se deben usar abreviaturas ni siglas en las recetas. El médico no debe escribir, por ejemplo, C 8 H. El paciente puede que no entienda que debe tomar la medicina cada 8 horas. Cuanto más claro el escrito, más entendible será para el usuario final, pues el doctor no siempre sabe qué grado de escolaridad tiene este.

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La fórmula debe ser firmada, tener un sello, una identificación clara de la especialidad y del registro médico del galeno, de la institución en donde él trabaja para que este pueda ser localizado si se le presenta al paciente una reacción adversa.

El médico debe tomarse el tiempo para leer y explicar la fórmula al paciente. Decirle para qué es cada medicamento (para el dolor, la inflamación, la infección, etc); por cuánto tiempo los va a tomar, en qué cantidad y con qué frecuencia y si es con las comidas o en ayunas. Si la medicina es para una enfermedad crónica, explicarle que la deberá tomar por largo periodo o el resto de la vida.

Las prescripciones de medicamentos de control como la morfina y otros derivados opiáceos, deben contener más datos que las de medicamentos convencionales, como los dos nombres y los dos apellidos del paciente, su cédula o TI, dirección, teléfono, etc.

El médico debe tomarse el tiempo para leer y explicar la fórmula al paciente. Decirle para qué es cada medicamento por cuánto tiempo los va a tomar, en qué cantidad y con qué frecuencia.

Entrega de medicamentos

Las farmacias deben generar un protocolo de seguridad para el manejo y uso de medicamentos. Los pasos de este, deben ser de obligatorio cumplimiento.

Quien hace la dispensación en la farmacia debe tener mucha concentración y hacer varios procesos de verificación para estar seguro de que selecciona y entrega con exactitud los medicamentos escritos en la fórmula. No se puede guiar por el color, el logo o el tipo de letras de las cajas porque hay muchos empaques de diferentes drogas que son bastante similares.

Se limitan las posibilidades de equivocación si quien hace la dispensación verifica el nombre de cada fármaco, su presentación, concentración y otras características de los mismos al momento de seleccionarlos en la estantería u otro espacio; si constata nuevamente todo cuando llega a su puesto de trabajo y finalmente, verifica otra vez y en voz alta cuando hace entrega de los medicamentos al usuario final. Que haya una intercomunicación verbal clara. Que el farmaceuta le diga, por ejemplo: “el médico le está formulando Clonazepam de 0.5 miligramos y yo le estoy entregando Clonazepam de 0.5 miligramos”.

El paciente o su acudiente debe validar muy bien cada uno de los medicamentos recibidos comparando lo que le han entregado con lo que está escrito en la fórmula.

Como los medicamentos de control (por ejemplo, los derivados de los opiáceos como la morfina, o las benzodiacepinas) tienen una capacidad intrínseca de adicción, estos deben ser guardados en un sitio seguro, bajo llave o clave para que no se tenga fácil acceso a los mismos. Y así se evite entregárselos equivocadamente a una persona por estar en cajas parecidas.

El paciente o su acudiente debe validar muy bien cada uno de los medicamentos recibidos comparando lo que le han entregado con lo que está escrito en la fórmula.

Acciones inseguras

  • Entre las acciones inseguras más frecuentes asociadas con la seguridad en el uso de medicamentos, según informe del Ministerio de Salud hace unos años, está la administración errónea por denominación y/o apariencia común en los medicamentos.

  • No identificar y definir los medicamentos con efectos secundarios importantes y molestos para los pacientes.

  • No informar al paciente en relación con el medicamento prescrito.

  • No marcaje adicional de los medicamentos de alto riesgo clínico para que sean fácilmente identificados por el personal de enfermería y se extreme el cuidado en su uso.

  • Compra de medicamentos que no cuentan con Registro Sanitario Vigente del Invima.

  • Recepción por parte de la farmacia de medicamentos y dispositivos médicos defectuosos.

  • En el almacenamiento de la farmacia de los medicamentos no se respeta la cadena de frío.

  • Dispensación no correcta de medicamentos.

  • Manejo no adecuado de medicamentos que son de uso frecuente y que pueden tener efectos secundarios severos.

Administración y uso

El paciente no debe sentir pena o temor de hacerle preguntas al médico, como para qué sirve cada medicamento que le ha recetado; los posibles efectos secundarios o reacciones adversas (algunos causan gastritis, diarrea, mareo, sueño, etc); qué puede hacer si algún día se le olvida una dosis; le debe comentar si es alérgico o intolerante a ciertos fármacos, etc.; despejar dudas sobre si deben ser conservados a una temperatura especial; si debe restringir algún tipo de alimento por la medicación; las interacciones de la medicina a tomar con algunos alimentos. Validar cuándo debe suspender la medicación por cualquier situación adversa.

Informar al médico si está tomando vitaminas, pastas de planificación, anti-inflamatorios o algún anti-agregante plaquetario para que él pueda saber qué interacciones pueden ocurrir con los nuevos medicamentos que le va a recetar.

Cuando vaya a empezar la medicación el paciente o su cuidador debe siempre validar que tiene para su uso el medicamento correcto. En dos de los casos médicos de estos últimos días en la caja aparecía el nombre del medicamento que le habían recetado a los pacientes, pero en su interior contenían otros totalmente distinto.

Igualmente, hay que validar la dosis y frecuencia del medicamento (son tantas gotas cada tantas horas).

Se deben seguir estrictamente las indicaciones del prospecto (de la etiqueta). Cumplir exigencias de conservación del medicamento como que esté lejos de la humedad, de la luz, a determinada temperatura y siempre verificar su fecha de vencimiento.

Y si es un medicamento de preparación, como antibióticos para niños que deben ser mezclados con agua, seguir las instrucciones precisas para no incurrir en ningún error.

Conserve el medicamento en su empaque original, reenvasarlo podría ser una práctica peligrosa porque se puede confundir o perder la información sobre su fecha de vencimiento.

No guarde los medicamentos que le sobran. Esas tres o cinco pastas que le sobraron, por ejemplo, es mejor desecharlas para evitar peligros, como que posteriormente, las consuma vencidas.

Si debió tomar un fármaco en ayunas no debe comer media hora después de haberlo ingerido.

Ningún medicamento se debe tomar con bebida alcohólica, en especial los antiparasitarios, ya que pueden generar daños en la salud como dolor de cabeza, desmayos, disminución del azúcar y generar lesiones.

Respete advertencias médicas como no tomar licor ni días antes ni días después de tomar determinado medicamento.

La mejor práctica es tomar medicamentos, como las pastillas, con agua, porque esta no interfiere en la absorción de los mismos. No se limite a un sorbo porque puede generar que la pasta se quede trancada en el esófago y ahí empiece a disolverse y generar lesiones. Con una cantidad suficiente de agua se puede asegurar que el medicamento sí llegue al estómago.

Hay medicamentos que deben ser tomados con Coca-Cola, como uno que se usa para tratar infecciones por hongos. Otros pueden ser mezclados con sólidos, como algunos anti-inflamatorios para enfermedades respiratorias que se dan principalmente en la infancia.

No se automedique. Los medicamentos son sustancias tóxicas si la dosis es suficiente para producir un daño. Un fármaco puede ser benéfico a determinada dosis, pero si usted la sobrepasa se le convierte en un tóxico. Además, si el paciente se automedica puede ingerir drogas que le generen daño por ser alérgico a uno o varios de sus componentes.

Cumpla las restricciones que se le exigen en la dieta cuando usa anticoagulantes. Hay alimentos que pueden aumentar o disminuir el metabolismo del fármaco y cambiar su efecto.

El uso de suplementos nutricionales, vitamínicos, hierbas, productos homeopáticos, debe ser informado al médico porque estos pueden generar reacciones adversas cuando se suministran simultáneamente con algún medicamento.

No crea que los productos naturales no causan ningún efecto adverso. El hecho de que sean naturales no quiere decir que sean inocuos. No confíe de forma desbordada en este tipo de productos que no han sido estudiados rigurosamente, pues la comunidad médica viene encontrando muchos efectos adversos secundarios a su uso.

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