Uno de los órganos más importantes del cuerpo es el hígado. Aunque muchos tienen conocimiento sobre las patologías que lo afectan como el hígado graso, hemocromatosis, la hepatitis C o enfermedad de Wilson, pocos saben lo que en realidad lo afecta.

El hígado almacena nutrientes proporcionados por la digestión como glucógeno, hierro y vitaminas, además participa en el metabolismo de carbohidratos y grasas; procesa productos de desecho en la sangre como el alcohol y los medicamentos para desintoxicar el cuerpo; y es el encargado de sintetizar la bilis.

Para cuidar este órgano, que está situado debajo del diafragma, y cuyo tamaño es similar al de un balón de rugby, la alimentación juega un papel muy importante.

Cabe mencionar que existen algunos alimentos que son muy buenos, pero hay otros que son muy poco aconsejables.

Alimentos que se deben evitar

El hígado graso es una enfermedad silenciosa a la que se debe prestar mucha atención. | Foto: Getty Images

Los carbohidratos y el azúcar

El portal El Español menciona que aunque los carbohidratos son fundamentales para el correcto funcionamiento del organismo, sí es conveniente seguir algunas indicaciones, sobre todo para no caer en errores alimenticios.

Lo primero es saber que el maíz, el pan, el arroz y la harina de trigo, no son los mejores amigos del hígado.

Sobre todo el consumo de pan blanco, algunos granos enteros y los carbohidratos deben ser tomados con moderación, ya que cuando el cuerpo consume demasiados, los niveles de insulina pueden dispararse y con ello crear algunos problemas.

Una investigación de la Universidad de Duke en EEUU, menciona que la energía que proviene de los hidratos de carbono no consumida se acumula en forma de grasa en el cuerpo. Una parte de ella se acumula en el interior del hígado causando el hígado graso.

La sal

El consumo de sal está señalado como uno de los hábitos de alimentación poco saludables. Su consumo excesivo puede llegar a causar fibrosis, la cual es considerada la primera etapa de la cirrosis.

Para poder minimizar el consumo de sal, lo aconsejable es evitar los alimentos procesados, como los precocinados y ultracongelados.

A estos alimentos se suman las papas fritas, los chitos, y todos aquellos aperitivos o snack donde la sal es uno de los acompañantes de estos productos.

La sal es uno de los productos que más daño causa a varios órganos. | Foto: Getty Images

Alimentos grasos

Dentro del grupo de los alimentos grasos se pueden encontrar una gran variedad de productos. Una de las más llamativas o consumidas es la “comida basura”, la cual tiene una gran cantidad de grasas saturadas, como las patatas fritas y las hamburguesas.

Su inclusión no se debe a sus propias características, sino también es que los alimentos que aquí se consumen suelen estar acompañados de todo tipo de salsas, que normalmente son muy poco saludables.

El consumo de esta clase de alimentos puede provocar inflamación en el hígado, pero también puede llevar a causar cicatrices en el hígado, que no es otra cosa que lo que conoce como cirrosis.

Carne roja y mantequilla

La carne roja, en donde está incluida la carne de res y los embutidos, tiene un alto contenido de grasas saturadas que puede llegar afectar el hígado.

Varias investigaciones dan cuenta que las personas que consumen una gran cantidad de carne roja y de carne procesada, presentan un 50 % más de posibilidades de desarrollar la enfermedad del hígado graso no alcohólico.

De igual forma, como la mayoría de los productos y subproductos animales, los lácteos tampoco son amigables para el hígado, sobre todo para quienes ya presentan algún problema hepático.

La mantequilla no solo es un producto lácteo, sino que además es uno de los que más contiene altos niveles de grasas saturadas.

Los lácteos no son amigables con el hígado y mucho menos lo es la mantequilla.