La mandarina es una fruta cítrica, deliciosa y refrescante que se encuentra fácilmente en muchas partes del mundo. Además de su sabor dulce y jugoso, la mandarina también ofrece una amplia gama de beneficios para la salud.

Son una excelente fuente de vitamina C, que es un antioxidante poderoso y esencial para fortalecer el sistema inmunológico. Su consumo regular puede ayudar a prevenir resfriados, gripes y otras enfermedades, así como promover una piel saludable y un envejecimiento más lento.

Además de la vitamina C, las mandarinas también contienen otros nutrientes esenciales como vitamina A, vitamina B6, potasio, fibra y antioxidantes. Estos nutrientes desempeñan un papel vital en el mantenimiento de la salud general y el bienestar.

Cítricos: Clementinas en un cuenco de madera rústica. | Foto: Getty Images

Acerca de su consumo y algunos mitos sobre la seguridad para la salud y el organismo, expertos manifiestan que es una fruta factible de consumir en cualquier momento, incluyendo en ayunas.

De hecho, algunos estudios sugieren que este es el mejor momento del día para hacerlo, pues se ha podido comprobar que es el instante en el que el cuerpo absorbe mejor sus nutrientes. Consumirla en el desayuno puede aumentar la energía y mejorar el estado de ánimo de cara al desempeño de las labores cotidianas.

No obstante, algunas personas pueden padecer acidez estomacal o malestar gastrointestinal al consumir mandarina en ayunas. En estos casos, es recomendable ingerir este tipo de alimentos después de alguna otra comida o en un momento en que el estómago pueda estar más lleno. En caso de presentar este tipo de situaciones o tener dudas sobre su consumo lo ideal es consultar a un experto para que este brinde una orientación oportuna y personalizada de acuerdo a las necesidades y condiciones de cada organismo.

Como beneficios del consumo frecuente de mandarina se destacan:

. Refuerzo inmunológico: la alta concentración de vitamina C en las mandarinas fortalece el sistema inmunológico, ayudando al cuerpo a combatir infecciones y enfermedades.

Los jugos que aportan vitamina C son buenos para aliviar los síntomas de la gripa. | Foto: Getty Images

. Protección cardiovascular: los antioxidantes presentes en las mandarinas, como los flavonoides y la vitamina C, pueden reducir el riesgo de enfermedades del corazón al disminuir la inflamación y mejorar la salud de los vasos sanguíneos.

. Mejora de la digestión: la fibra dietética presente en las mandarinas puede ayudar a regular el sistema digestivo, promoviendo una digestión saludable y previniendo problemas como el estreñimiento.

. Control del azúcar en la sangre: aunque las mandarinas contienen azúcares naturales, también contienen fibra, lo que ayuda a evitar picos repentinos en los niveles de azúcar en la sangre. Esto las convierte en una opción de fruta adecuada para personas con diabetes o que buscan controlar sus niveles de azúcar en la sangre.

. Protección ocular: la vitamina A y los antioxidantes presentes en las mandarinas son beneficiosos para la salud ocular. Pueden ayudar a prevenir problemas oculares relacionados con la edad, como la degeneración macular.

A la hora de adquirirlas y consumir las mandarinas es importante verificar que tengan una piel firme y brillante y evitar aquellas que tengan manchas blandas o decoloradas. También, se recomienda, para aprovechar al máximo los beneficios de la mandarina, comerla entera en lugar de solo beber su jugo. La fibra presente en la fruta entera ayuda a ralentizar la absorción de azúcar y promueve una sensación de saciedad.

Una taza de gajos de mandarina aporta entre un 2 % y un 4 % de la ingesta diaria recomendada de estos tres minerales | Foto: Libre de derechos

Pero aunque esta sea la recomendación general, la inclusión de la mandarina en otras preparaciones como ensaladas de frutas, mermeladas, helados o tortas también son opciones destacadas para su consumo, teniendo siempre presente el evitar el consumo excesivo de grasas o azúcares añadidos.

Las mandarinas se pueden almacenar a temperatura ambiente durante unos días, pero si se desea conservarlas por más tiempo, se aconseja guárdalas en el refrigerador para mantener su frescura y sabor; antes de pelarla o comerla es mejor lavarlas con abundante agua para eliminar cualquier suciedad o residuos en la superficie de la piel.