Después del agua potable, el café es la segunda bebida más consumida del mundo. En algunas zonas del planeta, como en Colombia, el café hace parte de la cultura, ya que no es solo una infusión, desde que se siembra del grano hasta el producto que llega a las tasas de los consumidores debe haber un largo proceso que aporta sabor y aroma.

Por lo anterior, el café se destaca como la bebida estrella para los desayunos, las meriendas y para consumir entre comidas. Sin embargo, esta no es la única propiedad del café. Según algunos estudios, disminuye el riesgo de mortalidad, entre ellas por causas como el cáncer, la diabetes y los problemas cardiovasculares.

Además de e hacerlo en el desayuno, muchos tienen el hábito de tomarse un tinto después de comer, ya que esto genera una sensación placentera al estómago. Hay quienes afirman que esta costumbre les ayuda a bajar la llenura y otros que los ayuda a activarse, ya que pueden tener sueño luego de comer.

Sin embargo, estas propiedades no están vinculadas a la composición química de la bebida sino a la costumbre de cada persona.

El consumo de café después de almuerzo se debe a una cuestión cultural. | Foto: GettyImages

Sistema nervioso

Desde el punto de vista nutricional, los efectos del consumo de café en el cuerpo varían de persona a persona, pero el principal es que estimula el sistema nervioso central, gracias a que aumenta la actividad orgánica y hace más rápidas las funciones mentales.

Gracias a esta influencia en el sistema nervioso central, consumir una taza de café después de cenar podría impedir que se concilie el sueño de manera sencilla, además, aunque influye positivamente en el estado de ánimo, cuando las personas padecen ansiedad o depresión no es recomendable su consumo, según la Clínica Mayo.

Antioxidantes y absorción del hierro

El consumo de café luego de comer podría afectar negativamente en la absorción de nutrientes importantes como el hierro.

Los taninos, polifenoles se encuentran en el café, pueden reducir la biodisponibilidad de hierro, ya que forma complejos insolubles que no pueden ser absorbidos por el cuerpo.

Sin embargo, esto no quiere decir que se debe eliminar el consumo de café, solamente se debe espaciar el café y las comidas, consumir la bebida puede ser después de una o dos horas de las comidas principales y de esta manera no interfiere con la absorción de hierro.

El café es la segunda bebida más consumida del mundo, después del agua. | Foto: Pixabay/ El País

Según la Clínica Mayo, “el café sigue teniendo riesgos potenciales, sobre todo por su alto contenido de cafeína. Por ejemplo, puede aumentar temporalmente la presión arterial. Las mujeres que están embarazadas intentan quedar embarazadas o están amamantando deben tener cuidado con la cafeína”.

El consumo de cafeína estimula la secreción de saliva y de los jugos gástricos, esto favorece la digestión gracias a esa estimulación gástrica. Sin embargo, quienes tienen afecciones digestivas deben tener una ingesta de café controlada, ya que la cafeína puede irritar la mucosa digestiva.

Como sustancia química, la cafeína aumenta la producción de orina, es decir, es un diurético, por ello, tomar altas dosis de cafeína de golpe puede aumentar la cantidad de orina que produce el organismo, más aún cuando no se está acostumbrado a su consumo.

Las personas que sufren de problemas intestinales deben limitar la ingesta de café y consultarlo con su médico. | Foto: Getty Images

Por ello, la Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos ha establecido un límite diario de cafeína total de 400 miligramos al día para los adultos y en niños se debe evitar las bebidas con cafeína.

Las dosis muy elevadas de cafeína, superiores a 10 miligramos por kilo al día, están relacionadas con afecciones graves. Si una persona pesa 165 libras, una dosis muy alta es de unos 750 miligramos de cafeína al día”, Según la editora especialista en la guía de nutrición y alimentación saludable de la Clínica Mayo, Katherine Zeratsky.