Bañarse en el mar puede ser una experiencia saludable y placentera, siempre que se tomen las precauciones necesarias.

Son varios los beneficios que conlleva esta práctica. Estos son algunos de ellos:

Mejora de la circulación sanguínea: El agua fría del mar puede mejorar la circulación sanguínea, ya que el cuerpo responde a la temperatura fría aumentando el flujo de sangre para mantener el calor.

Reducción del estrés: El sonido de las olas, la brisa marina y la flotabilidad en el agua pueden tener un efecto relajante, reduciendo el estrés y la ansiedad.

Beneficios respiratorios: El aire marino, cargado de sal y minerales, puede ayudar a despejar las vías respiratorias, beneficiando a personas con asma o alergias.

Estimulación del sistema inmunológico: La exposición regular al agua fría puede fortalecer el sistema inmunológico, haciendo que el cuerpo sea más resistente a enfermedades.

Mar. | Foto: Cortesía PROMPERÚ

Efectos positivos en la piel: Los minerales presentes en el agua de mar, como el magnesio y el calcio, pueden ayudar a exfoliar la piel, mejorar su textura y aliviar afecciones como el eccema o la psoriasis.

No obstante, también hay aspectos que pueden ser perjudiciales:

Infecciones: El agua de mar puede contener bacterias, parásitos y otros patógenos que pueden causar infecciones, especialmente si tienes cortes o heridas abiertas.

Exposición al Sol: Estar en el agua puede dar una falsa sensación de frescura, lo que podría llevar a una sobreexposición al sol y aumentar el riesgo de quemaduras solares.

Corrientes marinas y mareas: Las corrientes marinas, mareas y oleaje fuerte pueden ser peligrosos y aumentar el riesgo de ahogamiento, especialmente para nadadores inexpertos.

Picaduras y mordeduras: En algunas áreas, el mar puede albergar medusas, erizos de mar, peces venenosos u otros animales marinos que pueden causar picaduras o mordeduras dolorosas.