Todos los fármacos tienen efectos secundarios, aunque al momento de tratarse una enfermedad, lo que importa es curarse de esa dolencia. Pero a veces estas medicinas tienen efectos negativos en cuanto al desempeño sexual en la relación de pareja. Entre las consecuencias se encuentran disfunción eréctil y falta de deseo.

Algunos fármacos para tratar enfermedades tienen efectos secundarios.

Hay patologías muy relacionadas a la disfunción eréctil como la hipertensión, la diabetes, la obesidad y otros malos hábitos como el tabaco, mala alimentación y sedentarismo. Pero hay algunos medicamentos que te curan otros padecimientos pero que afectan tu rendimiento sexual. Varios estudios revelan que algunos de los siguientes fármacos podrían influir en tu capacidad de respuesta al momento de tener una relación íntima.

Finasterida

Ayuda a tratar el agrandamiento de la glándula prostática. También ayuda a controlar síntomas como la micción frecuente o dificultad para orinar, la alopecia androgénica. Este medicamento disminuye los niveles de testosterona y, por lo tanto, el deseo sexual.

Antihipertensivos: diuréticos y betabloqueantes

Su efecto consiste en disminuir la presión de los vasos sanguíneos para proteger el corazón, pero al hacerlo, también puede dificultar la llegada de sangre al pene para lograr la erección. En cuanto a los betabloqueantes, reducen la presión arterial y bloquean los efectos de la hormona epinefrina (adrenalina) para que el corazón lata más despacio y con menos esfuerzo.

Antidepresivos

Son muy comunes para tratar los trastornos psicológicos como: la depresión y la ansiedad. Producen una mayor cantidad disponible de serotonina, el neurotransmisor del equilibrio emocional, pero su efecto secundario más importante, es la disminución de la libido, así como la disfunción eréctil.

La depresión se puede tratar con terapia, intervención psicológica y en ciertos casos con medicamentos antidepresivos.

Quimioterapia

Antihistamínicos

Qué es la dexametasona y sus efectos secundarios

La dexametasona es un corticosteroide, es decir, es similar a una hormona natural producida por las glándulas suprarrenales. Por lo general, se usa para reemplazar este producto químico cuando su cuerpo no fabrica suficiente.

Expertos médicos destacan que este medicamento es efectivo en el tratamiento de enfermedades inflamatorias, alergias, asma, trastornos autoinmunes y ciertos tipos de cáncer. | Foto: Getty Images

La dexametasona se utiliza para tratar una variedad de condiciones médicas. Expertos médicos destacan que este medicamento es efectivo en el tratamiento de enfermedades inflamatorias, alergias, asma, trastornos autoinmunes y ciertos tipos de cáncer. Su acción antiinflamatoria y supresora del sistema inmunológico lo convierten en una herramienta valiosa en el manejo de estas enfermedades.

Los expertos señalan que la dexametasona se utiliza en diversas situaciones médicas. En el campo de la oncología, se ha demostrado útil en el tratamiento de la inflamación cerebral inducida por tumores y en la reducción de los síntomas de náuseas y vómitos en pacientes sometidos a quimioterapia. Además, se utiliza en casos de edema cerebral, enfermedades reumáticas y trastornos de la piel como la dermatitis.

La dexametasona también ofrece varios beneficios terapéuticos en el tratamiento de diversas afecciones. Los profesionales en salud enfatizan su capacidad para reducir la inflamación y aliviar los síntomas asociados, como el dolor y la hinchazón. Además, en ciertos casos, puede mejorar la calidad de vida de los pacientes al reducir los síntomas molestos y controlar la progresión de ciertas enfermedades.

Aunque la dexametasona es un medicamento efectivo, su uso prolongado o incorrecto puede llevar a la aparición de efectos secundarios. Los expertos advierten que el uso a largo plazo de este corticosteroide puede causar efectos adversos, como aumento de peso, cambios en la distribución de grasa corporal, osteoporosis, hipertensión arterial, aumento del riesgo de infecciones y trastornos metabólicos.