La hioscina es usada generalmente para controlar los síntomas relacionados con el trastorno del intestino, es decir que su función se centra en reducir el movimiento del estómago y de los intestinos, así como sirve para controlar la secreción de los líquidos del estómago, incluyendo el ácido estomacal.
Este medicamento también es usado como tratamiento de los espasmos de la vesícula, tratar la úlcera péptica, la diverticulitis, los cólicos, el síndrome del colon irritable, la cistitis y la pancreatitis.
Asimismo, se usa en pacientes con algunas enfermedades cardíacas y actúa para controlar los síntomas del Parkinson y de la rinitis.
La hioscina se encuentra en presentación de tabletas o cápsulas de liberación gradual, así como en soluciones orales y, dependiendo de para qué haya sido sugerido su consumo, se toman tres o cuatro dosis diarias.
Aunque esa indicación puede depender por los miligramos de las dosis, por lo que es necesario que se sigan cuidadosamente las instrucciones en la etiqueta del medicamento o de acuerdo con la recomendación del doctor.
Un dato que debe tener en cuenta es que la hioscina controla los síntomas relacionados al trastorno del tubo digestivo, pero no cura ninguna condición, por lo que hace parte de un tratamiento mayor que le deberá indicar su médico tratante.
Los efectos secundarios de este medicamento no son muy comunes, pero podría llegar el caso de que se presenten algunos. En caso de ser así, debe informarle a su doctor, y este decidirá si se suspende su consumo.
Se pueden presentar algunos síntomas leves como sueño, mareo o náuseas, dolores de cabeza, visión borrosa, sofocación, sensación de la boca seca, estreñimiento, dificultad para orinar y mayor sensibilidad a la luz.
Sin embargo, hay otros efectos secundarios que pueden ser graves y que deben ser revisados por un doctor de complicarse. Estos son diarrea, sarpullido, dolor en los ojos y frecuencia cardíaca irregular.