El café es una bebida que acompaña a las personas en Colombia y el mundo desde hace varios siglos en su diario vivir, ya que el hecho de compartirla se convierte en un punto de encuentro para familias o amigos, y es protagonista en toda clase de reuniones sociales o de negocios.
Su origen se remonta al siglo XI en Etiopía, aunque con el paso de los años llegó a asia y Europa. En el continente americano se tienen algunos registros de su arribo a ciudades como Nueva York, Boston o Filadelfia en 1668, para después extenderse por Centroamérica, las Antillas y los países del sur.
Sin embargo, los expertos en salud hacen un llamado a ser prudentes a la hora de consumir cafeína, que es una sustancia presente de manera natural en más de 60 plantas; aunque también se produce de manera sintética para adicionar a ciertos medicamentos que se usan para combatir el resfriado y algunos analgésicos, además de las bebidas energéticas.
Entre los efectos de la cafeína en el cuerpo se encuentra la estimulación del sistema nervioso central, lo cual provoca que las personas se sientan especialmente activas. También genera un aumento en la presión arterial y la liberación de ácidos estomacales.
Se estima que en el organismo se pueden sentir los efectos de la cafeína hasta seis horas después de haber sido consumida, aunque en su favor está la ayuda que le puede brindar al cuerpo para eliminar agua y sal a través de la orina, debido a su condición diurética.
Sin embargo, cuando esta cantidad se excede pueden aparecer síntomas como insomnio, temblores, dolor de cabeza, inquietud, aceleración del ritmo cardíaco, ansiedad, mareos, deshidratación e incluso dependencia de consumir cada vez más cantidades de cafeína.
Para los profesionales en salud es importante que eviten el consumo de esta sustancia las personas que habitualmente tiene problemas para conciliar el sueño, así como las mujeres embarazadas o que están amamantando.
También quienes padecen trastornos por ansiedad o sufren de reflujo gastroesofágico, migrañas, arritmia cardíaca y presión arterial alta. Es poco recomendable además que consuman cafeína aquellas personas que toman con frecuencia estimulantes, antibióticos, medicamentos para el corazón o para el asma.
Aquellas personas que están acostumbradas a consumir cafeína de manera habitual, aunque no sea en grandes cantidades, pueden llegar a experimentar abstinencia si dejan de tomarla de forma repentina.
Algunos de los principales síntomas en esta condición son las náuseas, somnolencia, problemas para concentrarse en sus tareas cotidianas, irritabilidad y dolores de cabeza.
En los últimos años se han hecho muy populares las bebidas energéticas, que son refrescos a los que se les adiciona cafeína en diferentes cantidades, las cuales muchas veces no son informadas de manera correcta en su etiquetado.
Para promover su consumo, especialmente entre las personas más jóvenes, se hace un gran esquema publicitario en el cual muestran supuestos beneficios como mejoras en el rendimiento físico o el nivel de concentración, ya que les permite mantenerse siempre en máxima alerta.
Lo que no se revela en esta publicidad es que prácticamente no existe ninguna evidencia científica de esos supuestos beneficios, ni tampoco que al contenido en cafeína se le adicionan cantidades considerables de hierbas, vitaminas, suplementos y azúcares; los cuales pueden llegar a ocasionar problemas de salud muy serios como el sobrepeso o la diabetes.