Problemas de memoria y un ligero deterioro de otras habilidades de razonamiento son consecuencias comunes del envejecimiento. Sin embargo, hay una diferencia entre los cambios normales en la memoria y la pérdida asociada con la enfermedad de Alzheimer y los trastornos relacionados.
La pérdida de memoria relacionada con la edad no presenta problemas importantes en la vida diaria. Por ejemplo, puede que de vez en cuando olvide el nombre de alguien, pero luego lo recuerda, por el contrario, cuando el desgaste es ocasionado por un padecimiento, ya que olvida realizar tareas diarias y no las vuelve a recordar.
La pérdida de memoria que dificulta la vida es uno de los primeros o más reconocibles signos de demencia. Entre las acciones que anuncian un posible deterioro cognitivo se encuentran hacer las mismas preguntas repetidamente cuando se entabla una conversación. Además de confundir el nombre de los objetos cotidiano, como decir que se va a costar en la “mesa”, queriendo decir “cama”.
Entre las razones que más influye a la hora de desarrollar una enfermedad cognitiva es el estrés, la ansiedad o la depresión, a raíz de un evento fuerte o traumante.
Los hábitos poco saludables como el alcoholismo o consumo de sustancias estupefacientes está relacionado directamente con el desarrollo de la perdida de la memoria.
Así como loa falta de sueño, ya que el descanso es fundamental para el funcionamiento adecuado del cerebro. Durante el sueño, el cerebro procesa y consolida la información adquirida durante el día, lo que fortalece la memoria a largo plazo. La falta de sueño interfiere con este proceso crucial, llevando a problemas de memoria y a una disminución en la capacidad cognitiva.
Recuerde que si comienza a creer que tiene algún problema cognitivo, no dude en acudir donde su médico para que le dé un diagnóstico certero.