El hígado es el órgano más grande del cuerpo y se encarga de eliminar toxinas, pero también de almacenar energía. La mala alimentación y el consumo de sustancias nocivas como el alcohol “cargan” de trabajo al hígado, por lo que mantener una dieta equilibrada y una vida sana es clave en el cuidado de este órgano.
Problemas como el hígado graso y la cirrosis son causados por toxinas, drogas o por ingerir mucho alcohol. El hígado graso, por ejemplo, es conocido como esteatosis hepática, y se presenta cuando se acumula grasa en este órgano vital. Esta enfermedad está asociada a factores como el consumo excesivo de alcohol, la obesidad, la diabetes, el colesterol alto, la resistencia a la insulina y la mala alimentación.
Algunos síntomas comunes del hígado graso incluyen fatiga, debilidad, pérdida de apetito, dolor en el abdomen superior derecho y aumento del tamaño de este órgano. Sin embargo, en muchos casos, el hígado graso no causa síntomas evidentes y se descubre mediante pruebas de laboratorio o imágenes médicas.
El tratamiento del hígado graso generalmente implica cambios en el estilo de vida, como la pérdida de peso, una alimentación saludable, la reducción del consumo de alcohol y el aumento de la actividad física. En casos más avanzados o complicados, pueden ser necesarios medicamentos y seguimiento médico regular.
Así, una dieta balanceada y saludable es clave para el cuidado del hígado. Los especialistas en nutrición recomiendan incluir frutas y verduras para cuidar la salud. Según el portal web Mejor con salud explica que las uvas frescas son una fuente natural de antioxidantes que ayudan a la activación de producción de bilis.
Por esa razón, las uvas protegen el hígado y riñón que suele ser causado por el consumo de alcohol, debido a su alto contenido de sustancias llamadas “compuestos fenólicos” como el resveratrol y los polifenoles. Además, estas frutas cuentan con propiedades antienvejecimiento y protectoras del corazón, gracias a su contenido de resveratrol. Estos son otros beneficios de estas frutas:
- Dan energía. El contenido de hidratos de carbono de las uvas es mayor, por lo que se convierten en una buena fuente de energía, también contienen hidratos de carbono de fácil absorción, por lo que son una fuente excelente de energía rápida.
- Previenen la diabetes. Las uvas negras contienen elevadas cantidades de fitonutrientes, los cuales ayudan con un efecto protector para prevenir enfermedades como la diabetes y la hipertensión.
- Evitan el estrés oxidativo. El resveratrol se encuentra en la cáscara de las uvas y es reconocido por su capacidad para atacar el estrés oxidativo, que previene la aparición del cáncer.
- Protegen el corazón. Los flavonoides están ampliamente relacionados con la prevención de enfermedades del corazón.
- Ayudan a combatir el estreñimiento. Las uvas ayudan a prevenir el estreñimiento debido a su alto contenido de fibra y agua, ideales para regular el tránsito intestinal y prevenir problemas de estreñimiento.
- Ayudan a la prevención de la diabetes. Gracias a sus fitoquímicos, las uvas son consideradas un buen aliado para prevenir y combatir la diabetes. Estos fitoquímicos ayudan al equilibrio glucémico de nuestra sangre, estimulan el páncreas y la producción de insulina.
Para prevenir enfermedades del hígado también es importante adoptar hábitos de vida saludables. Mantener un peso saludable es de gran importancia, la obesidad es un factor de riesgo para el hígado graso. Esto se consigue con una alimentación equilibrada y ejercicio regular puede ayudar a prevenir esta condición.
También es clave seguir una alimentación saludable y optar por una dieta rica en frutas, verduras, granos enteros, proteínas magras y grasas saludables. Por el contrario, limitar el consumo de alimentos procesados, azúcares añadidos y grasas saturadas.