El hipo es una reacción común que las personas suelen experimentar en alguna ocasión, esta reacción del cuerpo puede tan solo ser un malestar temporal como un signo de algún problema subyacente. Consiste en una serie de espasmos del diafragma, el músculo utilizado para la respiración, que ocurren entre dos respiraciones normales.
Las causas del hipo pueden ser variadas, desde factores como cambios de temperatura o emociones intensas, hasta situaciones más serias como el resultado de medicamentos de quimioterapia contra el cáncer, lesiones cerebrales o tumores en órganos como esófago, pulmones, hígado o riñones.
En el contexto de las personas con cáncer, ciertos medicamentos de quimioterapia pueden desencadenar el hipo como efecto secundario. Afortunadamente, en la mayoría de los casos, este es temporal y desaparece por sí solo en unos minutos u horas. Sin embargo, cuando persiste por más de dos días, se considera persistente, y si dura más de un mes, se clasifica como intratable, lo que podría ser indicativo de un problema más serio y será necesario acudir a un médico.
Las causas del hipo pueden ser diversas y van desde situaciones benignas hasta condiciones médicas más serias. Algunas de las razones que pueden provocar el hipo incluyen:
Medicamentos: Ciertos tipos de medicamentos utilizados en tratamientos de quimioterapia contra el cáncer pueden causar hipo como efecto secundario. Además, otros fármacos que se emplean para tratar problemas relacionados con el cáncer, como medicamentos contra las náuseas y algunos antibióticos, también pueden desencadenar este síntoma.
Lesiones cerebrales y del sistema nervioso: Daños en el cerebro o en los nervios que controlan el diafragma pueden ser otra causa del hipo.
Acumulación de líquido: Líquido en los pulmones o cerca del corazón puede irritar el diafragma y provocar espasmos.
Problemas digestivos: El abotagamiento y la acumulación de gas en el área estomacal también pueden desencadenar el hipo.
Desequilibrios químicos: Niveles bajos de ciertos electrolitos en la sangre, como sodio, calcio y potasio, o niveles elevados de glucosa, puede estar relacionados con el hipo.
Problemas en el esófago: Tumores u obstrucciones en el esófago, así como cambios bruscos de temperatura, estrés y emociones intensas, también pueden ser causas del hipo.
En cuanto al control del hipo, existen algunas medidas que pueden ayudar a aliviarlo antes de recurrir a medicamentos. Aunque la investigación sobre cómo controlar el hipo es limitada, existen algunos consejos útiles que se han venido utilizando a través de los años, y que las abuelas, aseguran, son infalibles.
Respiración en bolsa de papel: se debe respirar lenta y profundamente en una bolsa de papel, haciendo diez respiraciones cada vez. Esta técnica puede ayudar a regular el diafragma y detener los espasmos.
Tomar agua: Beber agua lentamente puede ayudar a relajar los músculos y calmar el diafragma, alejando los molestos síntomas del hipo, incluso algunas personas sugieren tomar agua con la nariz tapada, para un mejor efecto.
Maniobra de Valsalva: Ejercer una suave presión sobre su vientre, como si se estuviera realizando una evacuación intestinal. Esta maniobra puede ayudar a restablecer el ritmo del diafragma.
Cucharadita de azúcar: Este es uno de los trucos más conocidos, mantener una cucharadita de azúcar en la boca y luego tragársela. Aunque no existen evidencias científicas sobre este remedio casero, muchas personas aseguran que este método calma los espasmos del diafragma.
Algunas curiosidades sobre el hipo
Aunque el hipo es común, todavía hay aspectos sobre su origen y función que intrigan a los médicos y científicos. Su propósito biológico exacto sigue siendo un misterio, y existen varias teorías al respecto; es una reacción del cuerpo que le sucede a casi todas las personas, incluso los bebés pueden experimentarlo desde antes de nacer. El hipo fetal es normal y se puede sentir a partir del segundo trimestre de embarazo.
Es una reacción del cuerpo que afecta a algunos seres vivos en general, pues no solo los seres humanos tienen hipo, sino que algunos animales también pueden experimentarlo, como los perros y los gatos.