Asbesto es el nombre que se le da al grupo de seis minerales de origen natural, en manojos de fibras, que pueden separarse en hilos delgados. Son resistentes al calor, al fuego y a las sustancias químicas y poseen una escasa termoconductividad.

Actualmente en Colombia, las industrias de la construcción y automotriz usan asbesto en la fabricación de sus productos, pero lo más alarmante es ver que, en su elaboración y comercialización, no advierten previamente a los consumidores ni a sus empleados del riesgo de contraer cáncer por la exposición a este mineral.
Todo esto está a punto de cambiar en el país, pues el proyecto de ley que busca prohibir el uso del asbesto fue aprobado en segundo debate en el Senado el pasado martes y en marzo del año entrante deberá ser estudiado por la Cámara de Representantes.

Un largo camino

Sylvia Gómez, coordinadora de Greenpeace, relata cómo empezó esta lucha, hace ya más de un lustro: “Empezamos a salir a la calle, a contarle a la gente y a desmantelar los argumentos que tenía la industria sobre el supuesto uso seguro del asbesto bajo las normas establecidas a nivel mundial por los países que aún lo emplean. Pero según todas las investigaciones que han realizado la Organización Mundial de la Salud, OMS, y los países que han prohibido el asbesto, la única manera de prevenir que la gente se enferme por asbestosis o mesotelioma es evitando su contacto; la idea de uso seguro es falsa”.

Así le sucedió a Álvaro López, un antiguo empleado de la multinacional Eternit -que cuenta con plantas en Sibaté, Barranquilla y Yumbo-. López trabajó en esta última por casi medio siglo y hoy padece de asbestosis (una forma de fibrosis pulmonar).

En entrevista, el hombre relató: “El asbesto llegaba en bultos de fique y teníamos que descargar tres vagones diarios de 35 toneladas cada uno, 105 toneladas en total y siempre se rompían algunos bultos. Cuando eso llegaba, dentro del vagón se veía una nube gris densa y era difícil respirar, en ese tiempo nadie hablaba de eso, que el asbesto producía cáncer. Con el tiempo nos enteramos, pero no por parte de la empresa, nosotros trabajábamos sin máscaras, sin nada, la empresa no nos daba nada. Imagínese, durante 40 años que trabajé no utilicé ningún tipo de protección”.

Esta es una de las muchas historias de personas que han sido afectadas por el mineral y que ven su calidad de vida deteriorada a causa de las enfermedades derivadas de su manipulación, y de la forma irresponsable y casi inhumana en que las empresas se empeñan en seguir utilizándolo.

“El asbesto, en su proceso de generar cáncer tiene la característica de que es de latencia larga, eso significa que no es un cáncer de rápida ocurrencia. Por esta razón, se manifiesta 15 o 20 años después de haber tenido el contacto. Eso ha posibilitado que la industria de la construcción se escude en esto, para evitar así regulaciones”, puntualiza Jorge Iván Ospina, quien fuera designado como ponente para el primer debate ante el Senado.

Entre tanto, la compañía afirma en su página web: “En nuestra historia hemos cubierto más de 350 millones de metros cuadrados con nuestras tejas y hemos servido 1 millón y medio de viviendas con nuestros tanques por el territorio nacional”. Según testimonios y documentos, al parecer, varios de los productos con asbesto elaborados por Eternit durante más de 75 años le han pasado la cuenta de cobro a muchos pobladores de Colombia que se han enfermado e, incluso, han encontrado la muerte.

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Una víctima emblemática

Ana Cecilia Niño libró una batalla a muerte contra la prohibición del uso del asbesto en Colombia. En repetidas ocasiones, se declaró víctima de Eternit. Ella y su esposo, Daniel Pineda, comenzaron una lucha titánica por dar a conocer los peligros de estar expuesto, directa o indirectamente, a él.

Cuando en 2014, Ana fue diagnosticada con mesotelioma (cáncer del revestimiento de las cavidades pleural y peritoneal), la pareja se dio a la tarea de transmitir su historia: “Yo quiero llevar mi mensaje a otros, advertirles y prevenirles sobre el peligro del asbesto, ya que me queda poco tiempo, salvar el barrio, salvar vidas y que a otras personas no les pase lo mismo que a mí”, cuenta Pineda que le dijo su esposa cuando supo que padecía la mortal enfermedad.

El viudo de Ana Cecilia explicó que “con el diagnóstico nos dimos cuenta que era un mesotelioma pleural, yo me di a la tarea de investigar sobre
esta enfermedad y supe que se generaba a causa de la exposición directa o indirecta con el asbesto, información que nos corroboró el médico cirujano y médicos expertos que atendieron a mi esposa”.

Son varias las familias que han sufrido el mismo problema. “Mi esposa vivió durante 17 años en Sibaté, en el barrio Pablo Neruda, cerca de Eternit, una fábrica de elementos con asbesto y que durante muchos años ha dejado desechos combinados con este mineral en esa zona. Ya que había tenido exposición previa al asbesto, en su juventud, ella desarrolló este tipo de cáncer”, comentó Pineda.

Una amenaza alarmante

Otro caso es el de Arturo Daza, quien ingresó a Eternit a los 17 años, donde trabajó durante 42 años. Daza recordó así su trabajo en la planta, ubicada en la ciudad de Yumbo: “Nos tocaba descargar toda la materia prima que llegaba por el ferrocarril, nosotros sabíamos que estábamos trabajando con asbesto pero no sabíamos que eso era cancerígeno; hasta jugábamos con él, cuando el bulto venía roto lo alzábamos y le echábamos todo el polvo al compañero que venía atrás, hasta por la nariz, uno se sonaba y le salían fibras. Ellos ahora dicen que es crisólito.

Cuando yo entré, venía en costales de cabuya. Durante 15 años nunca nos dijeron nada, después nos dieron caretas, pero de esas normalitas.
Después de un tiempo nos enteramos que eso era canceroso, la empresa nunca nos dijo que daba cáncer, ellos niegan eso, varios de nuestros compañeros murieron a causa de esta enfermedad.

En este momento yo apenas voy a empezar a hacerme exámenes para saber cómo está mi salud. Cuando le conté al médico con lo que había trabajado y mis síntomas, en especial una carraspera en la garganta y episodios de ahogo, especialmente en la noche, inmediatamente me envió exámenes de pulmón”.

Pineda expresó preocupación porque en Colombia no existe la suficiente conciencia del peligro del asbesto, hay desconocimiento sobre las enfermedades mencionadas, “porque son relativamente nuevas, entonces los diagnósticos son errados. Muchas personas mueren, simplemente diagnosticadas con espasmos musculares, Epoc, enfermedades convencionales; mueren muy rápido al no tener los tratamientos adecuados y a eso súmele que si es de bajos recursos, será más precaria la prestación del servicio.

Si la cita se la dan con el especialista para dentro de tres meses y ya lleva más de la mitad del proceso de la enfermedad, pues llega cuando está muy grave, si antes no fallece’’.

El viacrucis de una ley

Después de 7 intentos fallidos, el proyecto que prohíbe la producción y comercialización del asbesto en todo el territorio colombiano fue aprobado en primer debate por la comisión 7ª del senado y el pasado martes, por la plenaria del Senado. Ahora, deberá surtir doble trámite –en comisión y plenaria de la Cámara- para pasar a sanción presidencial y convertirse en ley.

Además de este proyecto, la Fundación Ana Cecilia Niño apoya otras tareas, como “la acción popular que está en el juzgado 39, que lleva ya tres años quieta, porque los que defienden el asbesto tienen muy buenos abogados y estos usan cualquier triquiñuela o cualquier escondite político o jurídico, para tergiversar la base de este proceso.

Estamos esperando que los jueces actúen. Instauramos también una queja ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos”, explicó Pineda.

Colombia necesita, de manera urgente, que el Estado priorice el derecho a la salud y no el favorecimiento económico hacia las compañías que producen y comercializan el mineral. “Ha sido un proceso difícil, hay que sumarle el lobby de las empresas que usan asbesto, frente al proyecto; ellos van y se reúnen con el senador, hablan con él, y están encima de lo que pueda pasar; nosotros no tenemos ese poder, pero sí tenemos personas que están pendientes y nos están informando de lo que hacen estas empresas. Por eso, nosotros decimos que existe un favorecimiento para las compañías que aún hacen uso del asbesto”, agregó Pineda.