La presión arterial es la fuerza ejercida por la sangre contra las paredes de las arterias mientras el corazón la bombea a través del sistema circulatorio. Se expresa con dos valores: la presión arterial sistólica (el valor más alto) y la presión arterial diastólica (el valor más bajo).
Se trata de un indicador importante de la salud cardiovascular y circulatoria dado el valor del transporte de sangre rica en oxígeno y nutrientes a todas las células del cuerpo y en la eliminación de productos de desecho.
Mantener la presión arterial dentro de rangos saludables es esencial para prevenir problemas de salud como enfermedades cardíacas, accidentes cerebrovasculares, daño renal y otros trastornos vasculares.
Esta presión se mide en milímetros de mercurio (mm Hg) y se representa como “sistólica/diastólica”. Por ejemplo, una lectura de “120/80 mm Hg” indica una presión sistólica de 120 mm Hg y una presión diastólica de 80 mm Hg.
Los niveles adecuados de presión arterial varían según la edad, el sexo y otros factores de salud, pero en general, se considera que una presión arterial normal es inferior a 120/80 mm Hg. Las pautas médicas suelen clasificar la presión arterial en las siguientes categorías:
- Normal: menos de 120/80 mm Hg.
- Elevada: 120-129/80 mm Hg.
- Hipertensión etapa 1: 130-139/80-89 mm Hg.
- Hipertensión etapa 2: 140 o más/90 o más mm Hg.
- Crisis hipertensiva: Más de 180/120 mm Hg.
Los hábitos de vida poco saludables y el estrés son algunas de las principales causas de esta situación que es común en muchas personas, razón por la cual varios son los remedios y preparaciones caseras a base de elementos naturales que pueden ayudar a mantenerla en niveles óptimos. Entre ellos se encuentra el laurel por medio de su té.
Algunas investigaciones sugieren que el té de laurel podría tener ciertos beneficios para la presión arterial debido a los compuestos antioxidantes y antiinflamatorios presentes en sus hojas. Sin embargo, es importante abordar esta cuestión con precaución y consultar a un profesional de la salud antes de incorporar cualquier remedio casero en la rutina.
El té de hojas de laurel también se ha utilizado en la medicina tradicional para aliviar trastornos digestivos, como el gas y la indigestión. Se cree que los compuestos presentes en el laurel pueden tener propiedades carminativas y ayudando a mejorarla.
Pero además de sus propiedades para la salud cardiovascular, las hojas de laurel tienen un aroma fuerte y agradable que puede ayudar a enmascarar temporalmente el mal aliento. Se ha sugerido que los aceites esenciales presentes en el laurel pueden tener propiedades antimicrobianas y antibacterianas.
Estas propiedades podrían ayudar a reducir la proliferación de bacterias en la boca, que a menudo son responsables del mal aliento.
Masticar hojas de laurel o hacer enjuagues con un extracto de laurel, de igual manera, podría estimular la producción de saliva. La saliva tiene propiedades naturales de limpieza y puede ayudar a eliminar las partículas de comida y las bacterias que contribuyen al mal aliento.
Aún más, el té de laurel podría prevenir el cáncer. Se cree que ciertos compuestos bioactivos en el laurel, como los sesquiterpenos, podrían tener efectos potencialmente anticancerígenos al inhibir el crecimiento de estas células malignas.
No obstante, la prevención del cáncer implica un enfoque integral que incluye un estilo de vida saludable, una dieta equilibrada rica en frutas y verduras, actividad física regular y la reducción de factores de riesgo conocidos como el tabaquismo y el consumo excesivo de alcohol.
Para preparar el té de laurel se requiere de 3 a 5 de estas hojas secas y dos tazas de agua. Estas hojas se lavan y se agregan al agua cuando se encuentre hirviendo para reducir a fuego y dejar que estas se cocinen a fuego lento durante unos 5 a 10 minutos y liberen sus compuestos para formar el té.
Pasado este tiempo se retira del fuego, se extraen las hojas y si se desea se añade miel o limón para realzar y mejorar el sabor de la bebida.