El kiwi es una deliciosa baya originaria de China que, al introducirse en Nueva Zelanda a inicios del siglo pasado, tomó notoriedad entre sus habitantes y fue nombrada igual que un ave nativa de dicha nación con la que guarda cierto parecido. También es conocida como grosella espinosa china y pertenece al género Actinidia, que incluye alrededor de sesenta especies.
El kiwi es una deliciosa baya originaria de China que, al introducirse en Nueva Zelanda a inicios del siglo pasado, tomó notoriedad entre sus habitantes y fue nombrada igual que un ave nativa de dicha nación con la que guarda cierto parecido. También es conocida como grosella espinosa china y pertenece al género Actinidia, que incluye alrededor de sesenta especies.
Esta deliciosa fruta contiene un índice glucémico bajo, lo que resulta muy beneficioso para personas que padecen diabetes, varias investigaciones sugieren que 100 g de kiwi equivales a 5 g de glucosa.
- Junto a las vitaminas, encontramos en el kiwi una buena proporción de minerales como calcio, potasio, y magnesio, una combinación beneficiosa para la salud ósea y cardiovascular.
- Según un estudio de la Universidad de Oslo (Noruega), tomar de 2 a 3 kiwis diarios fluidifica la sangre, reduce la agregación plaquetaria y mejora los niveles de triglicéridos.
- Por otro lado, el potasio favorece equilibra el efecto de la sal y la eliminación de líquidos. Por eso, es se recomienda para la retención de líquidos y la hipertensión arterial.
- Se considera ideal para aliviar el estreñimiento y mantener un buen peso, ya que tiene pocas calorías y ofrece mucha fibra.
- El kiwi, en especial el verde, aporta abundante fibra tanto soluble como insoluble, lo que facilita el tránsito intestinal y contribuye a regular el colesterol, el azúcar en sangre y los triglicéridos. Además, contiene fibras beneficiosas para la microbiota intestinal.
- La otra gran virtud del kiwi bien conocida es su riqueza en vitamina C: un solo kiwi (70 g) aporta toda la que el organismo necesita al día.
Otros beneficios del kiwi
Uno de los principales efectos es que mejora el estado de ánimo porque disminuye la depresión y la irritabilidad, de acuerdo con algunos estudios que se han realizado.
“El consumo de 2 kiwis diarios de la variedad amarilla durante 6 semanas disminuye la fatiga, aumentó la energía y mejoró el estado de ánimo general, aunque solo fue significativo en los que presentaban un peor estado de ánimo al inicio del estudio”, fue una de las conclusiones a las que llegó el artículo de investigación.
Esto se da, según la evidencia científica, porque aportó una gran cantidad de vitamina C al cuerpo, haciendo que el cuerpo estuviera más alerta.
Por otra parte, se concluyó que contribuye a mejorar los problemas respiratorios de las personas, entre ellas el catarro o la gripe.
“El consumo de kiwi aumenta las fagocitosis y los niveles de inmunoglobulinas, la actividad de las células NK, la activación de las células T y la producción de citoquinas, y por su actividad antioxidante protege a las células del sistema inmunitario del daño oxidativo y la consecuente pérdida de integridad y la fluidez de la membrana”, recalcó el estudio.
Además, ejemplificaron el estudio que se realizó con el consumo de kiwi en un grupo de adultos mayores, manifestando que este contribuyó a mejorar los síntomas causados por algunas patologías.
“Se ha estudiado el efecto del consumo regular de kiwi en las infecciones del tracto respiratorio superior de ancianos y preescolares, dos colectivos con alto riesgo de padecer este tipo de problemas. En ambos casos se compara el consumo habitual de kiwi con el plátano, una fruta de similar contenido calórico pero menor valor nutricional. En el caso del estudio de ancianos, disminuyó significativamente la incidencia y duración del dolor de garganta y la congestión”, se puede leer en el estudio.
Ahora, en cuanto a los beneficios para la función digestiva, los expertos concluyeron que el kiwi tiene vitamina E, luteína y fitoquímicos que tienen muchas propiedades antioxidantes, es decir que ayudan a eliminar algunos radicales libres que, en últimas, podrían convertirse en un futuro en cáncer.