Gracias a los nutrientes que aportan al organismo, el consumo de hortalizas es clave para mantener un buen estado de salud.
Una de las consumidas es la calabaza. A este alimento se le atribuye ayudar a controlar el nivel de presión arterial alta.
Su consumo se configura en un bajo aporte en calorías y grasas. Es rica en calcio, magnesio, vitamina A, vitamina C, vitamina E y betacaroteno. La Fundación Española de la Nutrición (FEN) afirma que se caracteriza por “su carácter digerible, pues entre sus componentes predomina el agua y carece de grasas y glúcidos”.
Hay diferentes formas de aprovechar todos los productos de la calabaza, desde su pulpa hasta sus semillas. El primero y más sencillo es hacer una crema de calabaza, una recomendación de la Fundación Española del Corazón es poner a cocer los trozos cuando el agua ya está hirviendo y así aprovechar al máximo todos los nutrientes de este alimento.
Otra forma de incluir este alimento es en preparaciones dulces, su sabor es ideal para combinar en pancakes.
También se pueden consumir sus semillas, que son una gran fuente de aminoácidos y de ácidos grasos insaturados. De hecho, según la base de datos del Departamento de Agricultura de Estados Unidos, comer 100 gramos de semillas de calabaza aporta 18 gramos de fibra, 4 miligramos de hierro y 262 miligramos de magnesio.
Recomendaciones ante la hipertensión
1. Realizar ejercicio regularmente: la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda realizar mínimo 30 minutos de caminata moderada. Lo vital es que tenga un gasto energético. Si tiene la presión arterial alta, el ejercicio puede ayudar a evitar que se transforme en hipertensión. Si ya tiene hipertensión, la actividad física regular puede reducir la presión arterial a niveles más seguros.
2. Llevar una dieta saludable: la composición exacta de una alimentación variada, equilibrada y saludable estará determinada por las características de cada persona (edad, sexo, hábitos de vida y grado de actividad física), el contexto cultural, los alimentos disponibles en el lugar y los hábitos alimentarios. Por tal razón, es importante consultar a un experto para que lo guíe.
4. Disminuir el consumo de sodio: el efecto del consumo de sodio en la presión arterial varía entre un grupo de personas y otro. En general, limita el sodio a 2.300 mg por día o menos. Pero un consumo más bajo de sodio (1.500 mg/día o menos) es ideal para la mayoría de los adultos.
5. Dejar de fumar: eliminar este hábito puede reducir el riesgo de una enfermedad cardiaca y mejorar la salud en general. Las personas que dejan de fumar pueden vivir más tiempo que aquellas que nunca lo hacen, según la entidad sin ánimo de lucro.
6. Bajarle al estrés: este factor puede contribuir a una presión arterial alta si la reacción al estrés es consumir alimentos poco saludables, beber alcohol o fumar.