El “vapeo” es un término utilizado hoy comúnmente por los jóvenes con el fin de referirse al hecho de fumar dispositivos electrónicos.

Según el Instituto de Evaluación Tecnológica en Salud, “en el país se estima que el 16,6% de los universitarios ha usado cigarrillos electrónicos alguna vez en la vida; en jóvenes de 18 años y menos, esta cifra asciende a 19,6%”.

Actualmente, hay una fuerte preocupación entre padres de familia, docentes y especialistas en salud por el alto consumo desmedido y constante de dichos dispositivos.

“Estamos preocupados porque mientras se ha demostrado una reducción relevante en el consumo de cigarrillo tradicional en la sociedad colombiana, está en aumento vertiginoso el consumo de estos cigarrillos electrónicos, es como si fuera una estrategia de la industria”, manifestó Andrés Vélez Serna, abogado externo de la Red Papaz, organización sin ánimo de lucro fundada en 2003 con el fin de abogar por la protección de los niños, niñas y adolescentes en Colombia.

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“El consumo por menores de edad es una situación gravísima, de alto peligro. Hay estudios que demuestran que desde el inicio del consumo empiezan a aparecer síntomas como bronquitis crónica y a largo plazo puede afectar toda la salud respiratoria, generando un fenómeno de adicción”, afirmó Manuel Pacheco, médico internista y neumólogo, coordinador del comité antitabaco de la Asociación Colombiana de Neumología y Cirugía de Tórax.

Los vapeadores y cigarrillos electrónicos son dispositivos que calientan una mezcla de reicol de propileno, glicerina vegetal y nicotina la mayoría de las veces.

Estos productos son cada vez más populares entre los jóvenes y los adolescentes, y a diferencia de los cigarrillos tradicionales con olor fuerte, estos dispositivos son creados para que cada vez sean menos perceptibles, con aromas cítricos y dulces. Además, al no tener un proceso de combustión son más fáciles de camuflar.

Entre el 30 % y el 40% de los fumadores que recurren al cigarrillo electrónico
o los vapeadores para dejar ese hábito son incapaces de abandonarlo del todo y recaen en él, informó en 2021, la Clínica Medellín.

Más efectos negativos

Hay estudios que han detectado afectaciones pulmonares, cardiovasculares y psicológicas.

Según Manuel Pacheco, los pacientes fumadores, en general, tienen mayor riesgo y alteraciones en la defensa respiratoria.

“Hemos identificado efectos como cambios en el pulmón, donde se alteran las vías respiratorias, las vías de conducción del aire y además, se han evidenciado enfermedades cardiovasculares como infartos y problemas de la circulación. Por el consumo de estos dispositivos también aparecen cambios en las células de cáncer, entonces, nos hemos dado cuenta de que genera enfermedades similares a las del cigarrillo convencional”, explica el doctor Pacheco.

A raíz de que los vapeadores son nocivos para la salud y además, hay un alto consumo por parte de los jóvenes, la Red Papaz elevó quejas ante la Superintendencia de Industria y Comercio en contra de los fabricantes y comercializadores de dichos dispositivos. “Presentamos una petición a la Super Intendencia de Industria y Comercio, SIC, para que le preste atención a las cuatro quejas que se presentaron, ya que, la mayoría de las veces en Colombia importan los cigarrillos y la información de las cajas donde vienen estos están en inglés y así se está violando el derecho más elemental del consumidor: que la información se dé en español”.

Red Papaz considera que estos productos que contienen nicotina, un compuesto proveniente del tabaco, deben ser considerados por las autoridades públicas como derivados del tabaco y en esa medida les debe aplicar la Ley 1335 de 2009 sobre la regulación del mismo, argumentó Andrés Vélez Serna, abogado externo de la Red Papaz.

Por otro lado, no solo son las sustancias químicas las que están afectando la salud de los jóvenes, sino también el mal uso que se les está dando a los dispositivos electrónicos.

“Se ha visto casos de jóvenes en países como en Canadá que hacen retos y comienzan a vapear, a ver quién aguanta más y esto finalmente hace que algunos de ellos queden inconsciente, presenten vómito y tenga intoxicación aguda por la cantidad de nicotina”, comentó el doctor Alfonso Ávila, docente de la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad Icesi y médico familiar.

El calor al que se aspira el vapeador puede afectar los pulmones en las células del epitelio bronquial, así como las papilas gustativas de la lengua, modificando la percepción del sabor,
agregó en un comunicado la Clínica Medellín.

Descontrol mental y más

Aparte de las afectaciones físicas, el cigarrillo electrónico también puede afectar psicológicamente a los vapeadores.

Según la psicóloga María del Pilar García Padilla, magíster en psicología en salud, la adicción a estos dispositivos puede descontrolar el equilibrio mental.

“Todo lo que incluye nicotina se puede asociar con una condición de adicción y asimismo, con problemas psicológicos, principalmente con ansiedad y depresión. Además, se ha identificado que en los adolescentes esta sustancia puede influir en el proceso de neurodesarrollo. La nicotina puede afectar las estructuras de fisionomía cerebral que va a derivar en problemas psicológicos de tipo cognitivo, por ejemplo la memoria, ya que, en muchos estudios que se han hecho se ha llegado a encontrar posible relación con condiciones clínicas, como la enfermedad de Alzheimer”, explica la psicóloga García Padilla.

Según el médico internista y neumólogo Manuel Pacheco, los vapeadores no solo afectan la salud de la persona que lo usa directamente, sino también la de los individuos que están a su alrededor.

“También hay estudios al rededor de los efectos de los vapeadores en este sentido. Y se empieza a demostrar que también puede haber aspiración de ese vapor por las personas que están alrededor del que lo consume, y además, hay acumulación de nicotina en las células internas pulmonares, lo que pone en condición de riesgo al paciente”, explica el doctor Pacheco.

Finalmente, la situación se considera crítica, ya que, los adolescentes que empiezan a consumir estos dispositivos a temprana edad, generalmente no han consumido sustancias psicoactivas antes, lo que los convierte en personas propensas y susceptibles al paso del cigarrillo tradicional o incluso, a la marihuana.