La vitamina E es una vitamina liposoluble, es decir, que se disuelve en grasas o aceites, y es esencial para el funcionamiento óptimo del cuerpo humano. También conocida como tocoferol, esta vitamina juega un papel crucial como antioxidante, protegiendo a las células del daño causado por los radicales libres.
Se trata de una familia de ocho compuestos relacionados, divididos en dos categorías principales: tocoferoles y tocotrienoles. Entre estos, el alfa-tocoferol es el más conocido y comúnmente encontrado en los alimentos y suplementos.
Esta vitamina se encuentra naturalmente en una gran variedad de alimentos, especialmente en aceites vegetales, nueces, semillas, cereales integrales y verduras de hojas verdes.
La principal función de la vitamina E en el organismo es actuar como antioxidante. Los antioxidantes neutralizan los radicales libres, moléculas inestables que pueden dañar las células y los tejidos. Al proteger las células del daño oxidativo, la vitamina E contribuye a la salud cardiovascular, el sistema inmunológico y la función celular en general.
A su vez, la vitamina E desempeña un papel importante en el mantenimiento de un sistema inmunológico saludable, lo que ayuda al cuerpo a defenderse contra infecciones y enfermedades, pero además es muy reconocida porque ayuda a mantener la piel hidratada, reduce la sequedad y la irritación, y puede contribuir a una apariencia más saludable y juvenil.
Pese a todos estos beneficios que tiene para el organismo, muchas personas aún se preguntan si la vitamina E engorda o favorece a un aumento significativo del peso, situación que tiene sus matices.
Si bien este nutriente no contiene calorías, por lo que no contribuye directamente al aumento de peso, algunos alimentos ricos en vitamina E como los aceites vegetales, las nueces y las semillas, son alimentos densos en calorías debido a su contenido de grasas saludables.
Consumir estos alimentos en exceso puede llevar a un aumento de calorías y, potencialmente, a un aumento de peso si no se controla su ingesta.
Es importante destacar que la vitamina E se encuentra en una amplia variedad de alimentos saludables que deben formar parte de una dieta equilibrada y variada. Incluir fuentes de vitamina E en la alimentación, como almendras, espinacas, aceite de oliva y aguacates, es beneficioso para la salud en general y no debe ser motivo de preocupación en términos de aumento de peso.
¿Qué le pasa al organismo si le falta vitamina E?
Una deficiencia de vitamina E puede tener varias consecuencias negativas para la salud. Algunas de las manifestaciones más comunes de su déficit incluyen:
- Problemas neurológicos: puede afectar el sistema nervioso, lo que puede conducir a problemas neurológicos como dificultad para caminar, debilidad muscular y pérdida de sensibilidad en manos y pies.
- Deterioro del sistema inmunológico: puede debilitar el sistema inmunológico, lo que aumenta la susceptibilidad a infecciones y enfermedades.
- Problemas visuales: esta vitamina es esencial para la salud ocular, y su deficiencia puede contribuir al desarrollo de problemas visuales, como degeneración macular.
- Dificultades de la piel: esta puede volverse seca, áspera y propensa a desarrollar arrugas y manchas si hay una falta de vitamina E.
- Problemas de fertilidad: la vitamina E juega un papel en la salud reproductiva, y su deficiencia puede afectar la fertilidad en hombres y mujeres.
Es importante destacar que las deficiencias graves de vitamina E no son comunes en poblaciones de países desarrollados, ya que esta se encuentra en una amplia variedad de alimentos de fácil consecución y generalizado cultivo.
Sin embargo, ciertos grupos de población pueden tener un mayor riesgo de deficiencia, como personas con problemas de absorción de grasa, afecciones que afectan la absorción de nutrientes en el intestino, y personas con una dieta muy restrictiva o desequilibrada.