Las vitaminas sintetizadas en laboratorios se han destacado como aliados indispensables en ciertas etapas de la vida. Sin embargo, no debemos subestimar el papel que desempeñamos en este proceso.
Nuestra alimentación puede ser la clave para facilitar la incorporación de las vitaminas necesarias para mantener nuestro cuerpo en su máximo esplendor. Los alimentos naturales se erigen como los pilares fundamentales y portadores de las 13 vitaminas esenciales que nutren tanto el cuerpo como la mente.
En este panorama de salud, una vitamina que brilla con luz propia es la vitamina D. Aunque suele asociarse primordialmente con la salud ósea, investigaciones científicas han iluminado su papel en nuestro estado de ánimo.
Expertos resaltan la presencia de vitamina D en alimentos como pescado graso, lácteos enteros, hígado, huevo y carne roja, aunque en cantidades modestas.
La vitamina D no solo contribuye al bienestar físico, sino que también ejerce una influencia significativa en nuestra salud mental. Actúa como un contrapeso a los estados de ánimo negativos, aliviando el estrés y la ansiedad.
En esta perspectiva, la exposición al sol durante al menos 10 minutos al día, cubriendo al menos un 25% de la superficie corporal, se presenta como una práctica valiosa. Naturalmente, la duración adecuada de la exposición varía según el tono de piel, la región expuesta y el horario elegido. El enfoque debe ser responsabilidad y conciencia, sabiendo que cada minuto al sol beneficia profundamente nuestra salud.
En última instancia, la vitamina D emerge como una fuerza transformadora, que abraza tanto nuestra salud física como mental. A través de decisiones conscientes en nuestra alimentación y el respeto a la fuente primordial del sol, tenemos la oportunidad de tejer un tejido de bienestar completo y equilibrado.
La senda hacia la salud es un viaje colectivo que abarca tanto la ciencia como nuestra participación activa, y la vitamina D es un ejemplo brillante de esta sinergia.
¿Cuáles son los mejores alimentos para combatir el cansancio?
La alimentación puede ayudar a no sentir cansancio o fatiga. Algunos de los alimentos que ayudan a pelear contra estos, son aquellos que están ricos en hierro como los frutos secos, las verduras, las legumbres, las carnes rojas o los cereales. De igual manera, la avena, el plátano y los suplementos naturales como el ginseng. Todos estos ayudarán a que el cuerpo no sienta cansancio y pueda rendir de una mejor manera.
¿Cuáles son los alimentos ricos en hierro?
Cada persona duerme las horas necesarias a diario, realiza deportes, no abusa del alcohol y el tabaco y aún así se siente agotada. Esto se puede deber a que tiene déficit de hierro. Además de los suplementos, hay dietas específicas que buscan aumentar este mineral en el cuerpo. Una recomendación que realizan los especialistas es a de tomar alimentos con vitamina C. Esto es para facilitar la absorción de este mineral.
El hierro está en abundantes alimentos como las legumbres, el trigo, el zumo de manzana. Es por eso que la dieta debe incluir frutos secos, verduras de hoja verde, legumbres o carnes rojas.
Frutos secos
Los frutos secos son ricos en grasa de origen vegetal. Es por eso que son más saludables que la grasa de origen animal y es por eso que los estudios demuestran que las personas que consumen frutos secos de manera asidua tienen menos riesgos de desarrollar obesidad con el paso de los años.
Los frutos secos oleosos como las almendras, las avellanas y las nueces, son usados con frecuencia por los nutricionistas en los planes de alimentación y se debe a la calidad de la grasa que aportan.
- Colesterol alto: Nueces, avellanas y almendras. Tomar 60 gramos al día baja casi un 8% el colesterol.
- Estreñimiento: pistachos y nueces.
- Embarazo: cacahuetes y avellanas aportan ácido fólico.
- Diabetes: anacardos, almendras, pistachos y piñones tienen magnesio y potasio.
- Prevención de la demencia: almendras y avellanas.
- Dolor de huesos: almendras, por su aporte de calcio.